Restauración del “Molino”

Para Larreta es fundamental en este año eleccionario el “aspaviento”* sobre lo que hizo en un trabajo conjunto que se destaca por la multidisciplina y la pluralidad política. El Gobierno de la Ciudad se auto-otorga al efecto un protagonismo que nunca tuvo en las maravillosas y plurales tareas de restauración de la Confitería del Molino, cuando se trata de “llevar agua para su molino”.

Por Mario Bellocchio |

La cúpula restaurada del Molino y de lejos, observando, la cúpula del Congreso Nacional.

De hecho, las tareas se llevan a cabo por disposición del RIEM (Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino), un equipo multidisciplinario de especialistas del Congreso Nacional –propietario legal del edificio– que se encuentra trabajando para recuperar el patrimonio material e inmaterial del inmueble. Asimismo, se suscribieron convenios de colaboración con el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de las Artes, entre otras instituciones.

La Confitería del Molino había comenzado a funcionar en el edificio ubicado en la esquina de las avenidas Rivadavia y Callao en el año 1916 y su cierre definitivo se produjo en 1997. Con la Confitería ya cerrada en medio de rumores de quiebras y juicios laborales,  el Poder Ejecutivo Nacional, declaró al Molino, “Monumento Histórico Nacional” (1).

Pasaron 17 años de largas tratativas más que logros hasta que en 2014 se expropió y transfirió el tradicional edificio porteño al Congreso de la Nación (2). La Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, creada por dicha ley, tomó posesión y comenzó una serie de tareas de recuperación del inmueble.

Época inaugural de la confitería sobre la avenida Callao

La ejecución del RIEM incursiona en un abordaje poco habitual de la gestión patrimonial, que contempla la dimensión material e inmaterial de los bienes culturales, desde la multidisciplina y la pluralidad política, con el compromiso de involucrar la participación de la comunidad.

Como señala Sergio Kiernan en Página 12: “…una joya art nouveau, la Confitería del Molino, en Rivadavia y Callao, fue inaugurada en 1916. Y el 9 de julio, el día en que cumple 105 años, se podrá visitar el célebre local. Los restauradores de la comisión ya están tratando las columnas interiores y la idea es que todo esté restaurado, listo para que un concesionario bajo un contrato feroz en lo patrimonial, reabra el tesoro que extrañamos”.

Señala acertadamente María Alicia Alvado para Télam: “Tras dos años de restauración del mítico edificio Del Molino, su torre y cúpula lucen ahora como en su etapa inaugural y como no lo vieron ni siquiera los más añosos habitués: con sus ocho vitrales, sus esculturas de leones alados, su remate aguja y sus aspas devueltos a nuevo, un conjunto que muestra su mejor versión por las noches, cuando el vidrio se ilumina y las paletas coloreadas por una luz roja comienzan a girar”.

Además, ya se quitaron los 1.800 metros cuadrados de andamios que cubrían su fachada, cuyo remozamiento se puede admirar en toda su magnitud.

Mientras tanto Ricardo Angelucci, secretario administrativo de la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, señalaba: “…la restauración está avanzada en un 75%, pero hay que recordar que el edificio tiene casi 8.000 metros cuadrados y la confitería es solo un tercio”,

“En el resto (del edificio, compuesto en total por cinco pisos y tres subsuelos), el estado es muy variable porque lo recibimos también en condiciones muy distintas. Hay partes muy conservadas y otras destruidas”, señaló Angelucci. “Si todo funcionara bien, en el transcurso del 2021 en que el edificio cumple 105 años, tendríamos que poder avanzar en la concesión, pero la apertura ya dependerá del inversor privado”, agregó Angelucci recordando que todo, como el resto del funcionamiento de la sociedad, dependerá de la pandemia.

“Es muy difícil hablar de tiempos de apertura, porque es difícil encarar una inversión de esta magnitud en la pandemia y cuando los bares ya habilitados estuvieron cerrados o al borde de cerrar”, recordó el secretario con la cautela que recomienda la actual situación epidemiológica.

Terminado en 1916 bajo la dirección del afamado arquitecto italiano Francisco Gianotti (1881-1967), el edificio y confitería Del Molino fue expropiado en 2014 y transferido al Congreso de la Nación en virtud de una ley votada por este mismo cuerpo legislativo, en cuyo interior se creó la Comisión Bicameral Administradora del Edificio encargada de su restauración.

La Ley 27.009 dispuso que “el subsuelo y planta baja deberán ser concesionados como confitería, restaurante, pastelería o cualquier uso afín”, mientras que el resto del inmueble albergará “un museo dedicado a la historia de la confitería” y “un centro cultural a denominarse ‘De las Aspas’ dedicado a difundir y exhibir la obra de artistas jóvenes”. En la restauración de la que participan unas 100 personas, “hay determinados componentes que han sido hitos o perlas” en este proceso, como es el caso de “las aspas y los vitrales”.

“El que nació en la época moderna, nunca los había visto en su estado original. Nosotros creemos que los vitrales no llegaron así a 1960 porque de ese año en adelante no tenemos registro de los paños completos. Y las aspas igual”, dijo.

En el caso del molino propiamente dicho, “las aspas son las originales y el motor también”, pero para volver a ponerlo en funcionamiento “hubo que hacer piezas con torneado, porque no existen más”. “Respecto de la iluminación, fue un episodio del noticiero para cine ‘Sucesos Argentinos’ el que aportó más datos porque ‘no sabíamos de qué color era'”.

El color rojo que allí advirtieron y copiaron, “puede ser una evocación al Moulin Rouge de París” pero también puede ser que temporalmente haya tenido ese color por “la época de fiestas”, por eso “lo seguimos investigando”.

En sus años de gloria, las aspas “funcionaban intermitentemente los fines de semana y algunas días particulares, como las fiestas” y eso en parte se respetará ahora.”Las estamos prendiendo algunas horas a la noche desde el fin de semana de Navidad, que hicimos la prueba final. Ese día, la gente paraba para verlo y sacaba fotos, algunos lloraban”, contó.

La recuperación de los vitrales también fue un trabajo de hormiga, debido a que, “a partir de pedacitos de vitrales, de las fotos que nos acercó gente y el trabajo de una diseñadora que expandió lo que veía, se rearmó el dibujo en tamaño natural y luego un equipo de vitralistas lo reconstruyó vidrio por vidrio”, contó.

En relación al museo sobre el Edificio Del Molino que se construirá en los niveles superiores, Angelucci señaló que la idea es que dé cuenta tanto de la vida de la Confitería -de la que se recuperaron 20 máquinas históricas y miles de moldes de pastelería- como “de la sociedad” de su época de esplendor, y para eso “se va a recrear también alguno de los departamentos”.

Angelucci recuerda que cuando recibió las llaves y entró al edificio por primera vez el 2 de julio de 2018, el estado era deplorable y cuatro de sus departamentos estaban “intrusados” por ex inquilinos a los que habían dejado de cobrarle el alquiler por el estado de abandono en que se encontraban las viviendas, con humedad, goteras y constantes cortes de agua y luz.

“Este es un edificio que tiene 105 años y muchas características estructurales son inadecuadas para las exigencias actuales. Por esto estamos haciendo con Edesur una subestación eléctrica y tanto las cocinas como los hornos históricos serán reemplazados por cuestiones de costo y seguridad, aunque los originales serán conservados y restaurados”, señaló el secretario.

“Yo destaco que se trata de una política pública que tuvo continuidad institucional; y que es un proceso de restauración y reconstrucción colectiva, donde es muy importante el rol de la gente que se acerca a dar testimonios”(3).

Para Larreta, la conmoción que produce la exhibición de los primeros resultados de la monumental tarea restaurativa resulta sumamente atractiva como difusión de obra propia en el querido edificio porteño, cuando en realidad solo tiene una participación parcial en el Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino, RIEM (4).

El proyecto de reinaguración para el 9 de julio –cuando se cumplan los 105 años de la confitería– aparece como un codiciado target publicitario –urnas mediante– en el que desde ahora testea un grado supremo de protagonismo cuando solo se trata de un invitado más, casi un “colado”, con pretensiones de “llevar agua para su molino”.

 

  1. Decreto N° 1110/97 (Declárase de utilidad pública y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural el inmueble de la “Confitería del Molino”).
  2. Ley 27.009: Declárase de utilidad pública y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural el inmueble de la “Confitería del Molino”. Sancionada el 12 de noviembre de 2014 y promulgada el 1º de diciembre de 2014.
  3. Uno de sus últimos ex-inquilinos, Daniel Espinoza García, filmó allí gran parte su película “Las Aspas del Molino” (2014) que da cuenta de su estado antes de la restauración.
  4. Dentro del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino (RIEM), un equipo multidisciplinario de especialistas del Congreso Nacional se encuentra trabajando para recuperar el patrimonio material e inmaterial del inmueble. Asimismo, se suscribieron convenios de colaboración con el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de las Artes, entre otras instituciones.

*. RAE. Aspaviento: 1. m. Demostración excesiva o afectada de espanto, admiración o sentimiento.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN:

Agencia TELAM: Volvieron a girar las aspas de la Confitería Del Molino.

Página|12: La confitería del Molino vuelve a brillar

GCABA: Espacio Público e Higiene Urbana “La Confitería del Molino ya recuperó a los leones alados de su cúpula”.

 

 

 

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