Colección “Libros x Encargo”
Desde Boedo presenta una colección de publicaciones –corregidas y aumentadas– basadas en relatos ya difundidos a través del periódico homónimo que han despertado particular interés de sus lectores.
La colección, en esta primera etapa, consta de seis pequeñas ediciones de 40 páginas, las cuatro centrales ilustradas a todo color y tapas en cartulina ilustración de 300 g. A la colección se acaba de sumar un séptimo título.
Los temas desarrollados son la epopeya de la plaza de Boedo, los comienzos de San Lorenzo y el Gasómetro, el proto Boedo del siglo XIX, el esplendor y decadencia del Balneario Municipal, el increíble viaje a Bolivia de Teleonce en las eliminatorias del Mundial 74, un día de la infancia, a los 10 años, en 1950 (Año del Libertador general San Martín) y, se acaba de sumar, “Los atropellos del poder”, un particular análisis político social de nuestra actualidad surgido de la pluma de la Lic. María Virginia Ameztoy, socióloga especialista en cultura, directora socio-cultural del periódico DESDE BOEDO.
La colección ha sido bautizada como “Libros x Encargo” y tiene un precio presentación de $ 130 el ejemplar. Puede encargarse a desdeboedo@gmail.com o al WhatsApp 15 5981 8369, en todos los casos identificando nombre y apellido de quien los solicita. Los ejemplares encargados se podrán retirar en la Mesa de Publicaciones que Desde Boedo despliega, desde hace 15 años, los sábados de 10.30 a 12.30 en la vereda vecina al Margot (Boedo y San Ignacio).
Un 6 de marzo de 1882, cobraban vigencia unas lustrosas chapas enlozadas que avisaban, a quien alzara la mirada, que estaba transitando por la calle –luego avenida– Boedo. El bautismo oficial dejaba de lado los apodos vecinales para reconocer al sendero. El “Camino de los huesos” o “de las tropas” –como también se lo solía nombrar– resulta ser, de esta manera, la primera Boedo que, con la continuidad de Sáenz –así llamada a partir de 1893–, llega hasta Puente Alsina. Los relatos aquí compilados constituyen una historia fragmentaria del entorno de la avenida Boedo (Boedo no fue oficialmente barrio hasta 1968) desde la época fundacional de su bautismo hasta fines del siglo XIX. Tambos, hornos de ladrillos, las comunidades fundantes, como la vasca, los tranvías y hasta un ferrocarril envueltos en aquel primitivo Boedo del siglo XIX.
Los rellenos de la costa para la construcción del puerto proyectado por Eduardo Madero devinieron costanera y balneario en las ideas de Benito Carrasco. Y el exitoso recreo popular trajo aparejada la necesidad de disfrutar también por las noches la fresca brisa del río, cerveza y espectáculo mediante. Así, los días de balneario se prolongaban en las noches de varieté… La Costanera Sur: origen, apogeo y decadencia.
Algunos episodios del pasado cuervo. Los primeros 71 años de la historia de San Lorenzo que abarcan desde los Forzosos del cura Massa al nacimiento, fulgor y muerte del Gasómetro de Avenida La Plata.
Septiembre de 1973 fue un mes excepcional cuando la política, el fútbol y la televisión produjeron sucesos inolvidables. Perón ganó por tercera vez, luego de 18 años de exilio, las elecciones presidenciales. La Selección “fantasma” –y la otra– se clasificaron para el mundial de Alemania. Y Héctor Ricardo García, al frente de Teleonce, fletó un equipo de exteriores que viajó 6540 kilómetros para grabar las alternativas de la Selección contra Paraguay y Bolivia. Este tercer “suceso para el mundo televisivo” se invisibilizó sepultado por la importancia de la estatización de los canales con el consecuente desalojo de su mentor, Héctor Ricardo García. Hoy, a casi medio siglo de aquel viaje descomunal para tan magro rédito, uno de sus protagonistas recuerda las vicisitudes de aquella audaz aventura.
1950: Año del Libertador General San Martín. Una infancia con costumbres totalmente distintas a las contemporáneas. No existía la televisión ni tantas otras cosas hoy “imprescindibles” como la computación, internet y los teléfonos celulares. Tener un parque de 25 hectáreas enfrente de la casa era un verdadero privilegio que ab-usábamos con la sola excepción de las horas escolares. Pero a las 6 de la tarde se detenía el mundo para escuchar por Radio Splendid a “Tarzán, rey de la selva”, auspiciado por “Toddy”. ¿Cómo reunir todas las historias infantiles que se desplegaban en ese entorno tan diferente sin que suene a la vieja monserga de “todo tiempo pasado fue mejor”? ¿Cómo juntar el desperdigado anecdotario? Y por qué no una compilación de viejas “composición tema…”, apuntes y recuerdos, ordenados para que encajen –como en los viejos rompecabezas de cubos de madera– en un solo novelado día de mi infancia, en Parque Chacabuco.
Desde aquella segunda votación de la ley 2266 peleada con tanto ahínco –21 de diciembre de 2006– han pasado más de doce años. Desde la primera “inauguración” que pretendieron escabullirnos para evitar infructuosamente el escrache de cartelitos al jefe de Gobierno Mauricio Macri –28 de diciembre de 2010– ya se cumplieron ocho. Fue duro transitar esos empinados senderos. Pero de esas luchas devino una institución vecinal –ya decana– que ha acumulado prestigio a fuerza de su enorme y persistente tarea para el logro del espacio y la coherencia de su uso público: la Asociación Civil Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo –que dejó de ser la primitiva Comisión Plaza en noviembre de 2008 para sacar chapa de la IGJ– se hizo cargo de cuanta lucha se planteara en torno a lograr nuestro verde y, una vez conseguido, permaneció como representación vecinal oficial organizando actividades populares de gran repercusión que forman parte de la esencia cultural boedense.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, con la irrupción del movimiento obrero industrial y el surgimiento de los sectores medios urbanos, comienza a configurarse un nuevo espacio social que genera el temor de los sectores dominantes a la pérdida de sus privilegios y los impulsa a la represión, reforzada en la década de 1930, incentivada en los sucesivos golpes militares y llevada al paroxismo con la instauración de la dictadura cívico-militar-eclesiástica de 1976.
Se intensifica la dominación a través de la economía. El neocolonialismo asume la guerra por otros “medios”. Le crecen nuevas plumas al Cóndor. La concentración de los intereses deposita el poder y la riqueza cada vez en menos manos. Irrumpe una paradójica “utopía” neoliberal a la que pretenden conducir a la sociedad “teledirigida”. Se incorporan nuevas tecnologías a la información, que regurgitan, para su beneficio, en subinformación y desinformación arrojadas al ruedo para la seducción de incautos y perversos. Las medidas neoliberales de política económica arrasan con los sectores medios y bajos de la sociedad. Populismo se torna mala palabra ante el discurso mendaz que difunden las clases dominantes. Estamos ante el reino de la concentración económica llevada de la mano por la mistificación política con la imprescindible complicidad judicial y el agobiante monopolio del despotismo mediático
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