El Mirador de Salaberry sitio histórico

Audiencias Públicas – Un atalaya del siglo XIX será sitio histórico

Se trata del mirador del barrio de Mataderos que perteneció a la familia Salaberry y hoy se conserva como testigo arquitectónico de la historia porteña.

Hoy 1º de agosto se realizó en la Legislatura porteña la Audiencia Pública correspondiente, previa a la sanción de una ley que declarará como Sitio Histórico del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, al mirador situado en avenida de los Corrales y colectora de la Avenida Gral. Paz, en el barrio de Mataderos.

El mirador o atalaya de avenida de los Corrales 7494, que perteneció a la familia de tamberos de apellido Salaberry, es un hito urbano referencial y se trata de la segunda construcción más antigua de Mataderos, levantada en 1858.

Tiene una tipología arquitectónica propia de los cascos de estancia del siglo XIX y la torre mirador se erigió como puesto de vigilancia para la prevención de malones indígenas.
La iniciativa fue del gobierno de la CABA, obtuvo aprobación en primera lectura y ahora está lista para ser votada para su sanción en las próximas sesiones ordinarias1.

Sobre el Sitio Histórico

El Mirador de Salaberry2 fue, hacia la mitad del siglo XIX, la segunda construcción en la actual superficie del barrio de Mataderos; la primera fue la casa de los Moyano en la esquina de Av. del Trabajo (hoy Eva Perón) y Escalada, pero esa construcción ya no existe, mientras que ésta se yergue como un vigía, aunque ahora acompañada por edificios más altos que la van empequeñeciendo paulatinamente.

(…) En el año 1858 iniciar una construcción de esas características en plena “pampa” llamaba la atención; un edificio alto, en un descampado total, ante una interminable llanura apenas interrumpida por las lomas luego llamadas “del mirador” (…)3, no tendrían significado, pero los hermanos Salaberry, viejos tamberos de la zona de Las Heras, (…) pensaron que bien podría servir para otear el horizonte.

Los indios estaban lejos, había algunos por Lobos, otros más adentro de la provincia, pero un malón fue siempre un fundado temor para los habitantes de nuestras tierras y todas las previsiones parecían pocas; cien o doscientos kilómetros eran devorados rápidamente por la velocidad de los caballos que montaban en pelo las tribus indias, por eso poder distinguirlos desde un alto mirador, cuando aparecía en el horizonte la “polvadera”, era una posible salvación.

Pero los indios nunca llegaron a menos de 100 kilómetros de nuestra zona y el mirador tuvo otra finalidad; desde arriba de la terracita que tiene una dimensión de 3.30 x 1.80 m, aparte de poder contemplar macetas con vistosas flores, se ve la tapa de un enorme tanque de agua con una capacidad de 15.000 litros que ocupa toda la última planta de la torre disimulado por ventanas ficticias y cuya finalidad fue dar de abrevar a los animales que venían arreados por el “Camino de las Tropas”, la actual Av. General Paz, hacia su sacrificio en el cercano Mercado Nacional de Haciendas y Matadero Municipal de principios del siglo XX.

Para llegar hasta la terraza se sube por una escalera que en la parte interior tiene un total de 37 escalones; luego sale al exterior y la escalera caracol –de hierro original de la construcción-, tiene otros 27 escalones y al llegar arriba la vista abarca un panorama hermoso, pudiéndose distinguir por un largo trecho la Av. General Paz y prácticamente todas las casas que forman buena parte de la zona compuesta por el barrio de Mataderos y las de Villa Insuperable, Lomas del Mirador, Villa Madero, Tablada… (…)

Las paredes de esta construcción son de barro, como eran las de todas las construcciones que se realizaban en aquella época, pero tienen un espesor de 45 centímetros y entre ellas hay “cañerías” de aire lo que permite que no se conozca la humedad y la casa esté fresca en pleno verano y muy acogedora durante el invierno.

Hay todavía materiales originales; la familia Salaberry importó de Italia hasta el roble para las puertas y los ventanales y en la primitiva cocina aún se hallan empotradas en la pared, la ganchera donde eran colgados los cucharones, espumadera, etc. y algunas de las puertas interiores conservan aún las manijas originales, de hierro artístico ovalado.

De la planta baja se desciende al sótano, de reducidas dimensiones; allí hubo un hermoso aljibe, que ahora los ocupantes han convertido su brocal en algo útil; al levantar la tapa, se descubre el pozo totalmente seco, que debe tener una profundidad de unos 4 o 5 metros.  Enfrente del aljibe aparece taponada con cemento la entrada a un túnel que fue la vía de escape prevista por el constructor ante el temor al malón. Según se dice, el túnel llegaba hasta el camino de Bonaparte, o actual diagonal calle Coronel Cárdenas.

(…) Hoy el Mirador de Salaberry pertenece a una familia que lo ha ido embelleciendo en su parte interior.  Su fachada es la misma desde hace más de 150 años y sigue siendo admirado por los vecinos y visitantes.

 

  1. Informó la Dirección General de Prensa y Difusión de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires – Perú 130.
  2. Fragmento de la publicación de www.revisionistas.com.ar “El Mirador de Salaberry” de Ofelio Vecchio.
  3. Lomas del Mirador debe su nombre a una construcción similar al de Salaberry –el Mirador de Santa Lucía, demolido en 1936– ubicada en la avenida Provincias Unidas, ya dentro de la actual superficie de la provincia de Buenos Aires.

 

 

 

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