¿Crecimiento? Sí. Pero primero, “dunga dunga”

 

“El Estado que ahoga no deja crecer” dijo Prat Gay. Faltaría que aclare a quien ahogaba el Estado saliente –a quien de todo echa la culpa– para comprender lo que él y sus cómplices entienden por asfixia.

En una conferencia de prensa donde no omitió ninguno de los lugares comunes de nuestro actual gobierno nacional, adjudicó a la ya desgastada –por recurrida– “pesada herencia”, la carga de la necesidad imperiosa de aplicación del ajuste fiscal, con quita de subsidios incluida. Señaló que buscará “ordenar algunos gastos que encontramos tremendamente desordenados”, entre los que incluyó a lo que calificó como “ñoquis” estatales. “Encontramos un Estado lleno de militantes pero vacío de contenido”. Parece que –según su entender– el empleo público contenía ñoquis como para proveer todos los 29 de mes de aquí al 2019. Hay que “eliminar el derroche con el que se ha movido la administración anterior” reafirmó. Y ostentando un repugnante “ingenio barrio norte”, señaló que debemos tener un Estado “al que no le sobre la grasa de la militancia”.

Tampoco perdió la oportunidad de deshacerse de cualquier responsabilidad sobre los despidos privados señalando que “las empresas no toman este tipo de medidas de un mes para otro”. “Si llegaron a la decisión de despedir sus planteles, no es por lo que estamos haciendo nosotros”, concluyó antes de solicitar una toalla para secarse las manos.

Como ministro de Macri, parece ser que lo tiene todo “resolvido”.

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