Canal 11 en el tercer peronismo y la dictadura
Aquellas difíciles jornadas de privada o estatal y la tele en la dictadura. Mario Bellocchio
Read MoreAquellas difíciles jornadas de privada o estatal y la tele en la dictadura. Mario Bellocchio
Read MoreDe cómo saciaban su apetito los laburantes de los comienzos de Teleonce. Mario Bellocchio
Read MoreHabía una vez un inexperto muchachito que aceptó conducir a un grupo de jugadores, emigrados desde la Argentina como cracks locales y que se destacaban en el fútbol europeo, a fin de disputar las eliminatorias del Mundial de Qatar y la Copa América. Por Mario Bellocchio
Read MoreSan Lorenzo. El bicampeón del 72 y sus memorables actuaciones. Por Mario Bellocchio
Read MoreEl cartel del kiosco parece un grito. Letras gruesas de marcador rojo: NO TENEMOS FIGURITAS. Pobres pibes, se apena el flaco. Compra un alfajor y sigue su paseo.Tito Vaccaro
Read MoreSoda, sifones, vino con soda…, algún tinte nostálgico que pronto desaparece al transformarse en realidad contemporánea. Mario Bellocchio
Read MoreCuando hay ganas de creer, hasta los ateos rezan. Teodoro Boot*
Read MoreCambia, todo cambia, dice la canción. Cambia, nada cambia, tituló nuestro cronista del milenio. Sube, todo sube, dice la vecina del cuarto piso. Los aumentos venían asomándose detrás del barbijo y se animaron a decir aquí estamos. Tito Vaccaro
Read MoreAlberto “Tito” Moneo ya era un experimentado director de televisión cuando, junto a otros colegas, dirigió el show inaugural de Teleonce el 21 de julio de 1961. Venía de aquella escuela de Canal 7, en el aire desde hacía diez años. Como todo el personal que se desempeñó en aquellos primitivos años, Tito se había transformado en lo que entonces los yankees denominaban un “self made man” en cuanto a su profesión. Su formación cultural lo destacaba dentro del grupo de pioneros, de manera que encontrar en la enciclopédica historia de Nielsen* sobre la tele nacional la descriptiva opinión de Moneo me pareció un hallazgo a desempolvar (MB).
Read MoreLa cuestión es simplemente dar “una vuelta”. Y sigue la marcha sin necesidad de cerrar los ojos para imaginar que Pugliese camina por Castro Barros en una de sus vueltas casi diarias. Tito Vaccaro
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