La información y la marcha del 1º de febrero

Una concentración que para los medios masivos nunca sucedió. Por Mario Bellocchio

Entre los problemas que tuve que resolver trabajando como director en Teleonce lideraba la lista la realización en vivo de noticieros y en ellos el comando de complejas botoneras que concedían la puesta en marcha de películas o videos que ilustraban la información. Vale decir: un problema operativo producto de las precariedades reinantes por los años 70’s del siglo pasado. Por caso: las veces que tenía que lograr que el asistente hiciera “remar”(1) al conductor esperando un video tape que tardaba 30 segundos en estabilizarse o conseguir que telecine me pasara el “remoto” para poner en marcha el proyector en el momento en que el conductor me pedía la ilustración de la noticia.

Hoy en día, nada de eso existe y con la aparición de los canales de noticias, los noticieros han cedido su lugar a la continuidad de un verdadero show en elementos y estudios que cuentan con cámaras y escenografías de dimensiones colosales y conductoras y conductores obligados a abandonar sus cómodas poltronas para trasladarse de pie y casi coreográficamente a pisos reflectantes con modales estereotipados de sonrisa “whisky” aunque estén anunciando una catástrofe. A esto se agregan las desmesuradas pantallas de fondo en las que nos saturan con “loops”(2) de diez segundos, compaginados de la imagen de las cámaras de seguridad, donde el asaltante, por obra de la repetición, golpea cien veces a su víctima.

Frecuentemente asistimos a comentarios de conductores –a los que no ha escapado ni siquiera la famosa Mirtha Legrand– mencionando su hartazgo de la “cucaracha”(3) un aparatejo que permite el mandato remoto de producción hacia la continuidad temática o su abandono en virtud de los que les informe el letal “minuto a minuto”(4) donde el morbo golea a la cuidadosa exposición temática.

Otra modalidad a la que no se le puede atribuir origen contemporáneo pero parece haber logrado su clímax es la selección de materia difundible por parte de la inefable “massmedia” –a ésto “dále máquina”, a aquello “cajonealo”– y dentro de ella, la variante difundilo pero creale un propósito que nos convenga, no el enunciado. Por caso, la concentración en Tribunales citada por sus organizadores con la finalidad de reclamar por la democratización de la Justicia fue difundida al día siguiente por el principal diario opositor como una “evidencia de la desesperación K de lograr la impunidad de la vicepresidenta de la Nación”.

El martes 1º de febrero la enorme mayoría de los medios, en manos de la oposición al Gobierno nacional, eligió ignorar la existencia de la masiva concentración de Tribunales e incluso le atribuyó a la manifestación una actitud “destituyente” en abierta apelación a la ley del offside cuando se produce un gol en contra.
Sucede que metodológicamente se mide la conveniencia de difusión de éste y de todos los sucesos cotidianos que pueden afectar posicionamientos políticos, ideológicos o económicos y de inmediato se genera el desvío conveniente que necesita el multimedio para mantener cautiva a la audiencia y –lo que es peor por ser el objetivo– con la mente ocupada en el suceso frívolo, escandaloso, la banalidad cotidiana…, una verdadera drogadicción no ortodoxa que impide al individuo pensar por sí mismo, pero que, incitado por el medio habla y opina, sobre cualquier tema que se le proponga, autoconvencido de ser un entendido en la materia.

Un fenómeno que abarata los costos de producción y permite la manipulación de los opinólogos confiriéndoles valor de encuesta popular. El “queremos saber qué dice la gente…” justifica la puesta en el aire, en categoría de tesis, del análisis superficial de problemas complejos cuya profundización nunca tiene prensa.

Una suerte de concreción de la irónica visión discepoliana de que es “lo mismo un burro que un gran profesor”. Siglo veinte, cambalache…
Y el veintiuno ¿qué?

Mario Bellocchio

 

  • (1). Remar: estirar, hacer que el conductor rellene el bache de producción.
  • (2). Loop: proceso, sistema o estructura circular, la cual termina donde comienza y viceversa.
  • (3). Cucaracha: en la jerga televisiva el audífono intercomunicador que los conductores periodísticos padecen, enlazados con la producción.
  • (4). “Minuto a minuto”: rating instantáneo.

 

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