Un año de m… Macri

Terminando el segundo semestre. Un año de gobierno macrista

Por Mario Bellocchio

Esta vez el cumpleaños no va a ser feliz. Con un endeudamiento feroz y la caída en picada de la producción, las Pymes, los salarios, los puestos de trabajo y el bienestar general, sólo la magia de los deseos al apagar la velita puede dar un poco de tregua a esta desmadrada conducción del país. “Leyeron mal lo que sucedía en el mundo y entramparon a la sociedad en un callejón sin salida” –manifestaba, con acierto, Leopoldo Moreau.

Lo cierto es que aquella luz pequeñita en el fondo del túnel –que en declaraciones que parecían elaboradas para el Canal Paka-paka daba a mediados de año la vicepresidenta Michetti– resultó ser la locomotora capitalista que se lleva puestas todas nuestras aspiraciones como pueblo emancipado.

“Las únicas medidas que se alientan están pensadas para incentivar la especulación financiera y el blanqueo de capitales de amigos y parientes, tal cual quedó reflejado en el Decreto 1206/16, que parece hecho a medida para declarar bienes y efectivo de familiares y amigos del Poder” –analiza, en el primer aniversario de gobierno macrista, la Mesa Directiva del Consejo Nacional del Partido Justicialista, presidido por José Luis Gioja. El Consejo Nacional está integrado por Daniel Scioli, Miguel Pichetto, Verónica Magario, Omar Perotti, y Juan Manuel Abal Medina, entre otros.

“Los miembros de la conducción del Peronismo Nacional”, como se autodefinen, abordaron diversos temas tales como la salud pública donde advierten “un marcado retroceso en las políticas sanitarias, área donde es notoria la ausencia del Estado Nacional que ha abandonado distintos programas de probado éxito”.

Señalan, igualmente, que “la economía, en términos generales, no crece,  y la parálisis y el retroceso en la actividad industrial y comercial es notorio y creciente”. Y agregan: “tampoco repunta el consumo; la producción está en caída; los índices de confianza en el Gobierno descienden mes a mes, y las economías regionales sufren y se resienten, entre otras cosas, porque sus producciones son sustituidas por importaciones indiscriminadas”. 

Hacia el interior del gabinete –como sucede en los vestuarios futboleros– todos son amigos mientras las mieles de las victorias abunden. Así, una goleada en contra predispone al pase de facturas.

Política territorial versus estrategas es uno de los campos de combate. Ya hay dentro del Gobierno quien tilda a Durán Barba de “calamitoso gurú”.

Los pasillos recogen críticas a “Marquitos” Peña –situación hasta hace muy poco inimaginable– tildándolo de excesivo “chamuyeta” mediático en desmedro de la gestión. Y no cayeron para nada bien sus declaraciones sobre la dedicación a la gestión argumentando que jamás usaron el recurso de culpar al Gobierno anterior cuando, es público y notorio, que el centimil macrista se lo lleva con holgura la frase “la pesada herencia”.

Emulando al Luna Park de otros tiempos, a metros de la Casa Rosada, Ceo’s vs. Políticos se calzan los guantes. ¡En este rincón, el peso pesado Juan José Aranguren! ¡Y en este otro rincón, el welter Rogelio Frigerio! Ya sonó la campana de inicio y parece que nadie avisó que se detiene el combate cada tres minutos porque los guantazos van y vienen, tarifazos sí, tarifazos no. En tanto, desde la tribuna, sale un pronunciado ¡buuuu! Cada vez que Aranguren arroja una piña.

A Macri, sin embargo, no le pasan desapercibidas las rencillas. El “retiro espiritual” chapadmalense parece tener la intención de calmar las aguas y retornar a la paz interior aunque desde el exterior no lleguen más que pésimas noticias encabezadas hace pocas semanas por el imprevisto –y hasta torpemente descartado– triunfo de Trump (¡Señora Malcorra, teléfono!).

¡Y si entre ministros se revolean la cartera..! Son conocidas e irreconciliables las reyertas de Susana Malcorra y Cabrera en la cinchada por el control internacional de los negocios fuera del país. En Educación, Esteban Bullrich aparece a la defensiva enfrentado a su par de Defensa, Julio Martínez, que luce poca educación para el desencuentro. Sin embargo, las palmas ministeriales de descrédito nadie se las discute al bueno de Alfonso Prat-Gay. Le llueven proyectiles de fuego propio, aunque no queda claro cuál de los cañoneros tomaría el timón ante su ausencia.

¡Mauri! ¡Otra pifiada a esta altura! Lo indicado no era Chapadmalal. Deberías haber elegido algo en las sierras. El mar crispa los ánimos…

 

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