La Revolución Cubana

El 26 de julio de 1953, hace 65 años, se produjo el asalto al cuartel Moncada, el hecho bélico que da inicio al proceso revolucionario cubano

En el año del centenario de José Martí, la ciudad de Santiago de Cuba se despierta con el tableteo de las ametralladoras y un intenso tiroteo. A las cinco y cuarto de la mañana el insólito despertador captura la atención, tanto de quienes se desvelan alarmados, como de aquellos que regresan a sus casas después de disfrutar los desbordes de una noche de Carnaval.

Santiago Apóstol –patrono de la ciudad– acaba de concitar la acostumbrada concurrencia a su celebración, por lo que ese domingo nadie sospecha del contingente de 165 jóvenes que vienen del occidente de la isla: parece un grupo entre los miles de celebrantes. Sin embargo su  propósito –bien distinto de participar en los carnavales santiagueros– es el asalto al cuartel Moncada, la segunda fortaleza militar en importancia del país. Es 26 de julio de 1953 y se va a producir el hecho bélico que da inicio al proceso revolucionario cubano. Al frente de aquella vanguardia va Fidel Castro y, como segundo jefe, Abel Santamaría.

Hoy haríamos otro plan –diría Fidel años más tarde–, pero ese fue el que nos pareció mejor. Y no estaba mal concebido; está bien concebido. Les aseguro que se hubiera caído Batista. Las primeras horas iban a ser de confusión general; para confundir a todos los batallones que estaban en el resto de la provincia desde el cuartel (Moncada) se estarían dando órdenes y se creería que era una rebelión de sargentos…

Mientras tanto nosotros pensábamos recoger las armas y salir de inmediato del cuartel porque vendría la aviación y en cuestión de media hora no quedaría ni un alma viva. Íbamos a distribuir las armas en distintos edificios de la ciudad, nos retiraríamos del cuartel y armaríamos al pueblo, porque nosotros teníamos absoluta confianza en los santiagueros…

A comienzos de este siglo XXI Fidel Castro describe así la jornada fundacional de la Revolución Cubana, sintetizando la estrategia que presidía al –como él mismo lo llamó– “intento de asalto al cielo” .

Cuando decidimos actuar ya por nuestra cuenta –añade Fidel– puesto que no había unidad ni acuerdo entre los distintos grupos que se oponían a Batista, entonces ideamos cuál iba a ser la forma de lucha. Para mí estaba clarísimo que había que ir a la guerra irregular. (Fidel Castro, 26 de julio de 2000).

El episodio –fallido en principio– culminó en muertes y cárcel para los sobrevivientes de la rebelión. A Castro le costó su libertad. Su posterior exilio en México, el conocimiento del “Che”, la epopeya del “Granma”, el afincamiento en la Sierra Maestra y el acceso al poder –seis años más tarde, en 1959– no lograrían opacar aquella épica jornada inicial del 26 de julio.

M. B.

 

FUENTES CONSULTADAS:

Diccionario Enciclopédico Salvat, Salvat Editores, Barcelona, 1986.

Pág. Web del periódico Granma. Cuba, julio de 2002.

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