“¿Continuar con la ingenuidad teorizante del Lawfare? ¡No! ¡Mafia y estado paralelo!”

Mafia y Estado Paralelo, la batalla del lenguaje: ética y poética en tiempos de pandemia*.Por José Muchnik**  

Así lo expresó Cristina Fernández, con claridad. El significado atribuido a esas palabas es fundamental, por eso el lenguaje se convierte en un campo de batalla entre diversas concepciones del mundo, para decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir, basada en qué tipo de relaciones entre los humanos y con la naturaleza. Un desafío ético que atraviesa las fronteras políticas.

 ¡Bien! ¡Bien! Me decía entusiasmado mientras escuchaba el discurso de la vicepresidenta de la República luego de pronunciada la sentencia del 7 de diciembre 2022. Bien por dar latidos y sentidos a las palabras, por ponerlas en diapasón con los que escuchan, por disecar el lenguaje y sus fórmulas prefabricadas, lenguaje accesible a los pocos que pueden manipularlo a voluntad.  “¿Continuar con la ingenuidad teorizante del Lawfare? ¡No! ¡Mafia y estado paralelo!” Así lo expresó Cristina, con claridad. El “lawfare” se refiere a una guerra judicial, de a poco lo fuimos entendiendo, no todos, de cualquier manera un velo cubre esa expresión que nos llega como comida congelada. Acordarán conmigo que no es lo mismo denominarlos “Mafia y Estado Paralelo”, lenguaje tibio, resuena, nos habla. También les suena a los organizadores de este montaje judicial y a los implicados en la ya célebre excursión al Lago Escondido, propiedad del ciudadano británico Joe Lewis. Dos hechos que, no por casualidad, entran en resonancia, forman parte del mismo sistema. Antes de continuar con el discurso de la vicepresidenta, quería subrayar la importancia de cuestionar el lenguaje precocinado que nos sirven los medios. Lo repetí más de una vez “si no encaramos la batalla del lenguaje será muy difícil ganar batallas en los planos social, político, económico…”. Tomemos por ejemplo la expresión empresas “off shore”, no sé quién la acuñó, me llevó un tiempo entender que retomaba la expresión usada para las plataformas petroleras “off-shore”, que están en el mar, más allá de la costa, de la orilla. Claro que trasplantada al campo de la economía internacional, esa expresión queda tan opaca como las empresas que pretende designar, oculta lo esencial: que esas empresas son montadas para la evasión fiscal (“optimización fiscal” le dicen) de los millonarios del planeta. Denominarlas “empresas piratas” sonaría de otra manera, en realidad están para ello, para saquear riquezas, recursos fiscales, de pueblos y países soberanos. El saqueo aporta recursos considerables a la corona, como los piratas, se trataría de una denominación que habla, que dice, nadie tendría por qué ofenderse.

¡Bien! Muy bien por apoyarse en el diálogo whatsapp de la mafia del Lago Escondido, ahí están las palabras y las expresiones concretas, el lenguaje mafioso, jugoso y sin vueltas, si a alguien le quedan dudas puede recurrir a esas conversaciones. Para explicarlo de manera pedagógica, como si se lo explicara a mi nieta, digamos que, según aparece en ese diálogo, se trató de un viaje de varios señores (no había señoras) a la estancia que un inglés muy rico posee en un lago del sur argentino, aunque la compra fue ilegal, ya que siendo extranjero el señor no podía adquirir esos terrenos próximos a la frontera. Entre esos señores había cuatro jueces, funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un ex agente de inteligencia y asalariados del diario Clarín, que financió el viaje. Ellos querían conservar el viaje en secreto, que la gente no se enterara de la “dádiva” del grupo Clarín, pero la información trascendió, ahora están enojados con los responsables de que esta información haya trascendido. Alguien dice “…avisarle que vamos a tirarles con munición gruesa”. Otro responde “tengo la mejor Alcaldía para darle una buena bienvenida”. La vicepresidenta aclara que en lenguaje “tumbero” (carcelario)  “dar una buena bienvenida” significa violar al nuevo presidiario. Alguien dice “la vida es un espiedo”. Otro responde “la vida es un espiedo y este muchacho se quiso meter con el rey del pollo”. Sigue una serie de emojis que termina con un féretro. Completando la siniestra muestra citemos a alguien que dice “Limpiemos un Mapuche”. Más que significativo cuando sabemos que ya hubo más de un mapuche “limpiado” por “fuerzas de seguridad”, que nunca fue esclarecida oficialmente la “muerte” de Santiago Maldonado, acosado por las fuerzas de Gendarmería Nacional, que hay varias mujeres mapuches presas en este momento por reclamar sus derechos y que el inglés rico “secuestró el Lago Escondido” (palabras de la vicepresidenta de la República) e impide el acceso al lago a las poblaciones Mapuches, que lo necesitan para llevar a pastorear a sus ovejas y cabras, como ya lo hacían sus ancestros.

¡Y se trató de un intercambio entre jueces, funcionarios, periodistas…! Difícil creer cuán bajo llegamos. Ahora señores pueden correr, gesticular, decir que se trató de un espionaje ilegal…, pero las páginas del whatsapp están ahí, no pueden desmentirlas, pueden armar una estrategia jurídica para defenderse, pero quedaron al desnudo, frente a sus hijos, sus mujeres, sus padres, quedaron desnudos frente a vuestros semejantes. Los condenadores condenados.

Asco. Trato ahora de encontrar una palabra que exprese lo que sentí, y esa palabra es asco, un asco del que no puedo deshacerme. Me dio una pena profunda por nuestra maltratada patria ¿Qué hizo nuestra querida Argentina para merecer ese manoseo? Esa connivencia malsana entre jueces podridos, funcionarios corruptos, prensa manipulada… No intento hacer análisis políticos, sino simplemente manifestar el asco, la tristeza, la impotencia de este poeta. Antes que nada se trata de una cuestión ética, de valores, de principios… ¿Cuáles son los valores de esa gente? De esa gentuza que habla de los otros con tanto desprecio, ellos que se consideran todopoderosos… Yo no soy nadie para condenarlos, no manejo leyes ni presupuestos, sólo trabajo la palabra, me permito entonces arrojarles una: “asquerosos”, eso es lo que sois, la arrojo sin odio, más bien como un acto de fraternidad, guardo mis utopías, todos tienen derecho a arrepentirse, todos tienen derecho a pedir perdón.  Sí señores, dan asco, alguien tiene que decirles que dan asco, esas tramoyas para ocultar vuestras estadías de lujo, traslados en helicóptero hasta las pistas de sky, comidas y bebidas voluptuosas ofrecidas por vuestro mecenas satánico, todo esto mientras la mitad del pueblo argentino sufre hambre. Por eso insisto que más que una cuestión política, se trata de una cuestión ética, que atraviesa las fronteras políticas. ¿Qué valores? ¿Qué principios orientan nuestra conducta? Y si dije mecenas satánico, es porque éticamente las cosas no son tan complicadas, “el bien es bien y el mal es mal”. Y vuestro comportamiento señores está del lado del mal, en vuestro “fuero íntimo”, ustedes señores jueces, deben saber que es así.

Se acuerdan del tango “A un semejante” de Eladia Blázquez: “Vení charlemos, sentate un poco / No ves que sos mi semejante / A ver probemos, hermano loco, / Salvar el alma cuanto antes, / Es un asombro tener tu hombro / Y es un milagro la ternura / Sentir tu mano fraternal / Saber que siempre para vos / El bien es bien y el mal es mal”.

Sobre la importancia de la cuestión ética podemos recordar al compañero Vicente Zito Lema, en relación a la fundación de la Universidad Madres de Plaza de Mayo, cuando lo interrogaron sobre los criterios de admisión respondió : “Lo único que pedimos [para la gente que ingresa] es una especie de compromiso ético con el amor a la sabiduría y un compromiso de conciencia crítica con el cambio social […] hablamos de un compromiso ético, no hablamos de partidismos políticos, ya que se podrá acordar con las Madres, se podrá criticarlas pero bien sabido es que ellas no participan de ningún partido político y que no han sido candidatas políticas a nada” (https://www.generacionabierta.com.ar/?p=3714)

 

La batalla del lenguaje y la nueva pandemia de odio.

A comienzos del siglo XXI, en un contexto de crisis aguda (social, económica, política, medioambiental…) que pone en riesgo la supervivencia de la especie, esta batalla deviene aún más esencial. Para que los hombres dialoguen, se entiendan y convengan las formas sociales y normas jurídicas que les permitan convivir, necesitan palabras para pronunciar el mundo sin confusiones, necesitan que libertad sea libertad, que justicia sea justicia, que humanidad sea humanidad, palabras para nombrar objetos, seres, sentimientos… El significado atribuido a esas palabas es fundamental, por eso el lenguaje se convierte en un campo de batalla entre diversas concepciones del mundo, para decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir, basada en qué tipo de relaciones entre los humanos y con la naturaleza. No debemos subestimar que una nueva pandemia de odio está en pleno auge, el crecimiento del “racismo”, la “xenofobia” y los “nacionalismos” perniciosos es un fenómeno universal, la disyuntiva “humanidad o barbarie” adquiere sentido. Es hora de releer “La lengua del Tercer Reich” (1947, Viktor Klemperer) 1, donde el autor precisa “La lengua nazi […] impregna con su veneno las palabras y las formas de sintaxis, somete la lengua a su terrible sistema, que adquiere con la lengua su medio de propaganda más potente, más público y más secreto”. La exclusión de la especie humana de judíos, gitanos, discapacitados y otras minorías comenzó por la lengua, una lengua que separaba lo “impuro”, las “escorias”, de la raza aria.

Por ahora en la “batalla del lenguaje” no es el campo popular el que lleva las de ganar, hasta nos robaron / secuestraron las palabras “libertad” o “libertario” y no hicimos gran cosa, resulta que ahora los grupos políticos más reaccionarios se amparan en la palabra “libertad”. Tampoco cuestionamos el lenguaje político económico cotidiano que a fuerza de pronunciarlo parece inofensivo y no lo es, como la “deuda externa” que en gran parte no es “deuda” sino una lacra resultante de una tramoya u “operación financiera ilegal” (OFI) si prefieren. Ni siquiera el “liberalismo” debería ser nombrado así, pues los “liberales” de hoy no tienen mucho que ver con los fundadores del liberalismo del siglo XVII. Y qué me dicen del “desarrollo sostenible” o “durable” y de todas las expresiones nacidas de la crisis ecológica, utilizadas para pintar de verde las catástrofes, mas no para resolverlas, alcanza con leer las declaraciones de las COP sobre el recalentamiento climático, para darse cuenta del lenguaje aseptizado, necesario para consensuar declaraciones. La sigla neutra utilizada COP (Conference off  Partners) refleja lo afirmado.

¿Podrá la poesía contribuir a refundar la palabra, a pronunciar el mundo de otra manera? Acercarnos a la verdad, remover las capas de grasa y humo que recubren el leguaje, que confunden y deforman la realidad. Al respecto soy un poco pesimista, en estos comienzos del siglo XXI, mi impresión es que, salvo honrosas excepciones, la poesía molesta, perturba los razonamientos “comme il faut”, poco importa la disciplina científica o el color político. Ahora los poetas ya no están en el centro de la “Ciudad”, por algo Platón quiso echarlos de su “Ciudad” ideal. Ahora, por más que reciban premios literarios, están marginalizados en sus círculos literarios ¿Acaso son convocados para debatir sobre los grandes desafíos del planeta? ¿Acaso atraen multitudes? Ya pasaron Homero, Safo, Omar Khayam, Victor Hugo, Ana Akhmatova…, y tantos otros. Y sin embargo la poesía es algo más que una expresión artística, algo más que una manera de escribir, es una manera de estar en el mundo, es una fuente de supervivencia, “un arma cargada de futuro […] como una pulsación que golpea las tinieblas […] poesía necesaria como el pan de cada día / como el aire que exigimos tres veces por minuto” (Gabriel Celaya)2.  Tal vez no sería exagerado afirmar que para entender y resolver las urgencias sociales, económicas, medioambientales, para afrontar las nuevas pandemias de odio, racismo y xenofobia, habría que asumir un estado de urgencia poética. “En nuestra época una de las más altas perspectivas del espíritu es la recomposición o la recuperación de la unidad del hombre a través de la poesía. Desde este punto de vista, pensar y sentir son una sola y misma cosa, como la inteligencia y el amor, la acción y la contemplación. […] El destino del poeta moderno es reunir el pensamiento, la imaginación, el amor, la creación. […] Porque la poesía es el mayor realismo posible, en su tentativa de unir al hombre dividido y fracturado, fundando los elementos dispersos en un todo” 3

Lo indiscutible es que la poesía fertiliza, aporta humus a la esperanza. Ya ven, algo avanzamos, no somos más víctimas del “Lawfare”, ahora somos víctimas de la “Mafia y el Estado paralelo”. Esa aclaración puede ayudar más de lo que muchos se imaginan.

 

Referencias:

  1. Viktor Klemperer, La lengua del tercer Reich: Lingua Tertii Imperii (LTI), publicado por primera vez en Alemania en 1947, edición en español, Editorial Minúscula, Barcelona, 2001.
  2. Gabriel Celaya, poeta español (Hernani 1911 – Madrid 1991)
  3. Roberto Juarroz, 1987, “Poésie et réalité”, pp 19, 20, ed. Lettres Vives, Francia.

*Artículo ya publicado en La Tecl@ Eñe, reproducido en Desde Boedo por invitación del autor.

**Poeta y Antropólogo. Artículo escrito en París, 8 de diciembre de 2022.

 

 

 

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