Talar y plantar hojalata

Parafraseando a José Martí, Larreta comenzaría por “talar un árbol”, antes del hijo y el libro. Mario Bellocchio

¿Cuál podría ser la razón –si es que la hay– para talar más de 20 árboles en un predio donde se construye una plaza? Sí, ya sabemos que “la transformación no para”. El problema que parece desconocer el Gobierno de la Ciudad es que también se transforma para mal.

En Constitución al 3300, entre Virrey Liniers y Sánchez de Loria, a metros de la frontera con San Cristóbal, el Gobierno porteño a través de la Comuna 5 licitó la construcción de una plaza semiseca, que sólo tendrá un 42% de suelo absorbente, vale decir unos 280 metros cuadrados de los escuetos 650 totales del terreno de 42 metros de frente por 15 de fondo (hasta contactar con la Autopista 25 de Mayo).

El lugar que formaba parte de uno de los terrenos adyacentes a la Autopista 25 de Mayo, ya tiene en construcción un nuevo espacio de recreación que bienvenido sea. Recuerdo con amargura las caretas de Larreta cuando nos quejamos del exceso de cemento en la Plaza Mariano Boedo y su aflautada respuesta visiblemente contrariado –”Ésto es lo que hay, lo contrario sería otros 25 años aguardando la plaza” –Y hubo que tragarse el caramelito del poder imponiendo sus condiciones.

Ahora renacen las “imposiciones” con una tala indiscriminada e inconsulta.

La Comisión Evaluadora de Ofertas recomendó a través del CEO – “Obra Pública: “Plaza Constitución – Comuna N° 5”, preadjudicar a Monge Construcciones S.R.L. la Licitación Pública N° 10117-0012-LPU22 por un monto total de $ 41.794.077,07., por resultar una oferta válida y conveniente a los intereses de la Comuna 5, cumplimentando los requisitos técnicos, administrativos y económicos exigidos en los Pliegos que rigen la presente contratación”.

Comienzo de obras con impermeabilización de medianeras

El diario Tiempo Argentino en diálogo con María Angélica Di Giacomo, titular de la agrupación Basta de Mutilar, recogió su opinión sobre el tema: “Lo que pedimos desde Basta de Mutilar, como desde los consejos consultivos comunales y desde Tierras Ferroviarias Verdes, es que todos los terrenos aledaños a autopistas, ferrocarriles y viaductos, sean espacios verdes de suelo absorbente, follaje frondoso y árboles de gran porte”.

Igualmente desde el Consejo Consultivo de la Comuna 5, nuestra compañera Virginia Samar, sostiene que “luego del pedido de acceso a la información (Ley Nº 104)(1), nos enteramos de que en el lugar había 22 árboles, que según el mismo gobierno de la Ciudad estaban todos en óptimo estado, pero que sólo iban a quedar tres. Ellos dicen que el objetivo es hacer un espacio abierto cuando debería ser un espacio verde, y para tal objetivo van a sacar 19 árboles”. (El detalle señala que el GCABA planeaba talar 12 árboles –hecho concretado–, trasplantar 5, conservar 3 y hay 2 «en definición»).

El pliego de la licitación, parece esquivar minuciosamente hablar de plaza sino de “espacio público integrador” para “recreación, esparcimiento, de realización de actividad deportiva y de reunión”.

Aquello que se refiere a la oxigenación arbórea, al poder de filtrado aeróbico y de colchón acústico de la fronda vegetal en el borde mismo de una autopista cede su espacio al “área de postas aeróbicas y de calistenia, otra área de estar (con equipamiento de mesas y bancos) y una más de acceso, con equipamiento de bebedero, banco y bicicleteros”. Igualmente se señala que “Dada la condición del terreno elevado sobre nivel de calle, la propuesta plantea aprovechar el desnivel para sectorizar el espacio de la plaza y generar menor movimiento de suelo posible”.

Si, como se detalla, los 19 árboles talados hubieran figurado en la ecológica preocupación de conservación, poco habría costado advertir en el pliego licitatorio al constructor sobre su inclusión obligatoria en el proyecto. Parece que la transformación no parará hasta logar enchapar todos los follajes.

Los árboles artificiales de la Plaza Echeverría

De la mano de los creadores de las piletas pintadas, llegan los árboles de chapa.

El Gobierno de la Ciudad produce todos los días nuevos slogans que se agregan al difundido “La transformación no para”. A raíz de la insólita incorporación de “árboles” de chapa en la Plaza Echeverría, situada entre las calles Bauness, Nahuel Huapi, Capdevila y Pedro Rivera, el ingenio popular sugiere la incorporación de nuevas “marcas de fábrica” larretianas. Una de ellas: “Me cago en la fotosíntesis” ha recogido centenares de adhesiones, sin dejar de lado a “La clorofila de la chapa verde”, aplicando una dosis homeopática de ácido humor a los desvaríos del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.

Mal debut para los árboles de chapa. La primera tormenta los volteó.

“Aunque Ud. no lo crea”, diría el inefable Ripley(2) tenemos un Gobierno de la Ciudad que arranca árboles –verdaderos– de cuajo en un lugar donde construye una plaza, pinta de azul un piso y lo difunde como construcción de una pileta infantil o “siembra” árboles cuyo follaje es de chapa. Dicho sea de paso duraron poco y nada: cayeron ante la primera sudestada (Ver foto) Sería bueno saber cuánto nos costaron a los porteños estas porquerías instaladas con el único objeto de proporcionar un negocio a los amigos de Larreta.

 

(1) Ley Nº 104 (CABA) Derecho de acceso a la información pública: Toda persona tiene derecho a solicitar y a recibir información completa, veraz, adecuada y oportuna. Para ejercer el derecho de acceso a la información pública no será necesario acreditar derecho subjetivo, interés legítimo o razones que motiven la petición.

(2)Aunque usted no lo crea, de Ripley. Su origen es la serie Believe It or Not! creada y dibujada en 1918 por Robert Ripley en forma de periódico gráfico –acá las reprodujo el diario “La Razón” en la década de 1940– que presentaba hechos sorprendentes y poco habituales provenientes del mundo entero.

 

 

 

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