Lanata tiene razón

“Este país está como está, muchas veces porque nos callamos la boca, cuando un pobre imbécil nos patotea…” (Jorge Lanata)

Por Mario Bellocchio

Linda reunión la de anoche. La de los Martínez Fierros, digo. Me hizo acordar a aquellas legendarias transmisiones de entrega de los “Nueve de Oro” presididas por el inefable Alejandro Romay donde, más desenfadado que estos mercenarios, el Zar no tenía –para estas ocasiones, aclaro– una  cáfila de alcahuetes para asignar estatuillas: lo decidía él mismo. Claro que la estatuilla era una sola –economía de producción– que se le quitaba al galardonado ni bien bajaba del podio para entregársela al siguiente “distinguido artista premiado”.

Acá, el dispendio del multimedios no anda con esas pijoterías: estatuillas del célebre gaucho matrero son las que sobran. Y, como se sabe, un trofeíto no se le niega a naides que esté de este lado del cordón de la vedera, sin descuidar que aparezca algún vecino d’enfrente pa’ justificar que a la regla la confirman las excepciones.

No faltó nada de lo transitado hasta el empacho (¡Un tirador de cueritos, acá!). Empeño de señoritas en lucir sus protuberancias. Profesionales esfuerzos por captar –en un reojo invisible– el encendido de la luz roja para ensayar su expresión de circunstancia. Aciertos del “botonero” de turno para ponchar cuando el representante de la terna –perdedor en la selección– pone cara de “la concha de tu madre”, para el ganador del conjunto. Y todo el aburridísimo despliegue de la “farándula”, transmitido por el canal que pone la “teca” y, a cambio, –como desde siempre ha sido– recibe el favor en la preeminencia de los premios.

Todos los años igual: se toma un molde y se le cambian las figuritas. Desde el charlatán que hay que pararlo con bolsa de arpillera mojada como incendio de campo al escueto que se conforma con “gracias a Aptra y a todos los presentes, buenas noches”, pasando por todos los matices testimoniales y papanatas al extremo.

El punto cúlmine del “Martín Fierro de Oro” de este año tampoco fue una excepción. Polémico como pocos, le fue otorgado a Jorge Lanata, quien tuvo la delicadeza de bajar de su púlpito multimillonario de Miami para recoger el “impensado” logro. Tan imprevisto que tenía un discurso escrito al respecto –como pudo verse en cámara– . El comienzo de su agradecimiento recogió agudas rechiflas…

 

(abucheos)

“Los que chiflaron que vengan a chiflar acá, delante de mí, yo no tengo problemas…”

(abucheos)

“Chicos: no es para pegarle a nadie, es para que vengan y tengan las bolas de chiflarme, porque ahí en el fondo cualquiera chifla ¿Alguien quiere hacerlo?”

(abucheos)

“Con las disculpas a los presentes por los imbéciles de atrás.”

(abucheos)

“Cuando dije imbéciles, quise decir imbéciles, no es un error. Este país está como está, muchas veces porque nos callamos la boca, cuando un pobre imbécil nos patotea…”

 

“Lo que yo quiero decirles es lo siguiente:

Había bóvedas” (Nunca descubiertas, ni probados sus presuntos fines)

“Había bolsos con Euros” (¿De quienes?)

“Había estancias” (Hay miles en la Patagonia)

“Había evasiones  millonarias” (Las sospechadas y nunca probadas resultan una propina con las mundialmente reconocidas evasiones offshore)

“Eran socios” (¿Báez y Macri?, de acuerdo)

“Escuché a mucha gente decir lo contrario durante doce años” (Y los vas a seguir escuchando  hasta tu sepelio y dentro del cajón)

“Respondían como fanáticos, como éstos de acá” (Los de acá son, más bien, imbéciles)

“Nos insultaron, se rieron de nosotros. Dijeron que habíamos frivolizado todo.” (No es para menos)

“Es más: muchos de ellos ahora están acá y hablan como si recién llegaran al país como si todo lo hubieran descubierto recién” (Estaban esperando tu revelación).

“Yo dedico este premio a Cristóbal López y a Fabián de Souza. A Lázaro y a Martín Báez. A Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta que por ahora pasaron desapercibidos, son los dueños de Radio del Plata.” (Gracias a Dios. Un tiro para el lado de la justicia entre tanto protagonismo mediático)

“También a la procuradora Gils Carbó y al fiscal Gonella. Y a “tortuga” Casanello que ahora hace como que corre.” (Los que no hacen lo que dicta “Goldfinger” Magnetto).

“A Horacio Verbitsky que escribió, hoy a la mañana, que la corrupción es un pretexto.” (¿Y no es así?).

“A Sergio Szpolski y a Diego Wirtz. Y para acá porque si no estaríamos hasta las tres de la mañana.” (Y tendrías que explicar por qué imputás a cada uno, ¿No?)

“Quiero que Lola y Bárbara que están acá, mis hijas, crezcan en un país en donde vayan presos todos los que tienen que ir.” (¡Tené cuidado que hay varios patrulleros en la puerta…!)

“Y dónde devuelvan lo que se robaron” (Empecemos por casa: pelá el cofre).

 

Cuando titulaba “Lanata tiene razón” me refería al viejo proverbio “no hay que ladrar si no se está dispuesto a morder”. Ayer se perdió la inmejorable oportunidad de enrostrarle a este estafador investido de periodista, porcentualmente culpable de una gran parte de la derrota popular, sus mentiras y sus insultos. Invitó a que le fueran a silbar sus dichos ahí, delante de él,  y ¡nadie!, entiéndase bien: ¡nadie! tuvo las pelotas imprescindibles para plantársele y pedir un micrófono para la réplica: él provocó, no hubiera sido desubicado hacerlo.

Por eso sostengo que “tuvo razón” cuando tildó de imbéciles a los “silbadores”. Sólo un imbécil se deja tocar el culo por un corrupto de esta calaña en esas circunstancias tan propicias para la réplica. ¿Que estaba grabado y no lo hubieran emitido? Es verdad, pero tampoco se hubiera difundido este sonoro cachetazo del sátrapa mayor del –hoy, por ahora– oficialismo.

Al fin, parafraseado el propio discurso de anoche del aludido sujeto “Este país está como está, muchas veces, porque nos callamos la boca, cuando un pobre imbécil nos patotea…”

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