¡ANSES: decime como es..!

(o la odisea del recibo). Mario Bellocchio

Quiero aclarar, ante todo, que no está hablando un votante de Milei o de la Bullrich siempre tan proclives a echarle la culpa al kirchnerismo de cuanta calamidad ocurra, sobre todo, en la administración pública.

Sucede que cuando uno observa falencias expulsivas en las propias huestes, se enoja, a ver si alguien se toma la molestia de corregirlas. Sobre todo considerando que la mayoría de las personas que perciben una jubilación no está en condiciones de movilizarse con soltura y en un vano –y a mi juicio contraproducente– intento de difusión de los nuevos beneficios para los que tienen “juventud acumulada”, modificando “a las apuradas” softwares de probada eficacia y facilidad de acceso, substituyéndolos por nuevos, vistosos y complejos, nos meten a los jovatos en intrincados laberintos insolubles a nuestros años.

Y lo que pretendió ser un canal de difusión de conquistas para pelearle el protagonismo a los multimedios y a los fake-news se transforma en un excelente trampolín para que algún viejo se “chive” y cambie el voto.

Resulta ser que en la nueva página Web de la ANSES no puedo acceder a algo tan elemental como conocer mi recibo de haberes jubilatorios (aunque existe un cuadro de diálogo en el que insisten en explicarme cómo interpretar cada uno de los ítems de mi desconocido “recibo de haberes”).

En la antigua página que evidentemente ha sido substituida por esta nueva modificada –según dicen– para mayor eficiencia, acceder a MI ANSES era un trámite simple que requería solo de un password y de ahí al botón recibos de haberes. Pues bien, con la nueva página “más eficiente” esta simple operación se ha transformado en un calvario de los tantos que padecemos los jubilados. Cuando uno accede a la página y trata de ingresar a MI ANSES para consultar sobre su recibo de haberes aparece un mensaje titulado eufemísticamente “sala de espera” donde se informa que:

  • mi ANSES PPS
  • • Sala de espera
  • Pronto podrás entrar al portal mi ANSES. Por favor no cierres la página. Cuando llegue tu turno, ingresarás automáticamente.
  • Para solicitar el “Refuerzo para trabajadores informales” ingresa en el horario de 14 a 22.

¿Sala de espera en una página Web?

Y ¡cuidado!: no te despegues de tu asiento de la “sala de espera” porque si en el momento que te levantás para ir al baño, te atienden y no respondés de inmediato, ¡a comenzar todo nuevamente!

Lo peor es que la frustración llega al paroxismo cuando te atienden y te informan que el lugar al que solicitás ingresar NO EXISTE y te solicitan un nuevo ingreso con password que te conduce a… ¿Ya adivinó..? ¡Sí, acertó! ¡A la “sala de espera”! (El “cuento de la buena pipa” ha resucitado).

Mientras transcurre mi visita forzada a la “sala de espera” me entretengo con variantes sobre el mismo tema e ingreso a un Facebook llamado “Jubilaciones y PenSiones – Estudio Previsional” y formulo la pregunta: “no encuentro el modo en “Mi Anses” de acceder a mi recibo detallado de jubilación. ¿ALGUIEN ME PUEDE ASESORAR POR FAVOR?”

De inmediato me responden:

Buen día. Este es un estudio privado, estimado: Debe acceder a través de Google Chrome, el navegador, porque en la app MI ANSES no aparecerá.

Observada la respuesta reformulo mi pregunta: “Y qué es lo que tengo que hacer para acceder por Chrome”.

Jubilaciones y PenSiones – Estudio Previsional:

“Mire tampoco va a poder porque se cayó el sistema de ANSES, vaya a una Anses o espere que la locura de los créditos pase. Porque no podemos trabajar con normalidad.”

Mi interlocutor, persona de carne y hueso que chatea conmigo, ha sido muy amable y le agradezco haberme desasnado en tan obstinada búsqueda por lo que no continúo abrumándolo con mis preguntas ni mis observaciones del medio ya que su “vaya a una Anses” podría ser respondido con que “la locura –que ud. bien señala– de los créditos” ha generado una demanda inusual que se manifiesta no sólo en la Web sino también en las interminables filas monotemáticas en las Ansés, cola que no podés eludir así vayas a llevarle un sánguche a tu hermana que trabaja en una de las ventanillas y tampoco te pudo conseguir el dichoso recibo de haberes jubilatorios.

Consecuencia: decido seguir el sabio segundo consejo del atento empleado: espere que la locura de los créditos pase”.

–“¿Vio, abuelo, que la modificación valía la pena? ¡Mire cuántos se anotaron en el convite!” –me contesta un péndex autor del nuevo software.

–Una cosa no quita la otra, pibe. No es necesario encaraginar todo haciendo gala de un conocimiento que no está al alcance, sobre todo, de las personas mayores.

Lo eficaz y sencillo no tiene por qué ser modificado en aras de un mejor aspecto o de un pragmatismo exacerbado. Eso es parte del ombliguismo de la contra, tenelo en cuenta.

 

 

 

 

 

 

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