Uno de cada tres argentinos tiene hipertensión

presión

Este martes, 17 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión, una dolencia que suele estar oculta. “El subdiagnóstico de la hipertensión tiene que ver con que la población considera que ‘si se siente bien’ no debe tener presión, y esto es falso. La hipertensión arterial no necesariamente genera dolor de cabeza o sangrado nasal como se cree”, señaló a Télam el médico Marcelo Orías, miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

Y continuó: “Una persona puede ser hipertensa durante años sin ningún síntoma visible; sin embargo, la presión va ir endureciendo las paredes de las arterias, ocasionando una suerte de envejecimiento prematuro del sistema circulatorio”.

Orías, quien es además vicepresidente de la Liga Mundial de Hipertensión (WHL por sus siglas en inglés), dio un ejemplo claro: “probablemente todos podamos tener un infarto a los 100 años, pero una persona con hipertensión puede tenerlo a los 40”.

La hipertensión es una enfermedad causada por el aumento de la presión sanguínea sobre las paredes de las arterias. Se define que una persona es hipertensa cuando dos o más mediciones promedios dan por encima de 140 mmHg para la presión sistólica o máxima y/o 90 para la diastólica o mínima.

“Con esta definición lo que estamos diciendo es que si una persona tiene 130/100 es hipertensa, porque la mínima es mayor a 90, lo mismo si tiene 150/100?, explicó.

Por su parte, el médico Alberto Villamil, coordinador de la Sección Hipertensión del Servicio de Epidemiología y Prevención del ICBA (Instituto Cardiovascular de Buenos Aires), mencionó que “también es un mito que exista la llamada ‘presión nerviosa’, ya que en el momento de nerviosismo puede elevarse la presión, pero ese no es un motivo crónico”.

“La mitad de los hipertensos no lo sabe. De los que lo saben, la mitad no se trata y de los que se tratan sólo el 25 por ciento está bien controlado”, continuó.

La ingesta baja en sodio es la primera indicación de todo tratamiento para la hipertensión: “Hay quienes con una dieta correcta pueden controlar su presión por varios años, sin necesidad de pastillas; otra requieren de medicación, pero aunque estén medicados no pueden abandonar la dieta“, sostuvo Orías.

Un dato clave es que no basta con “no agregar sal a las comidas”, ya que “el 75 por ciento del sodio que consumimos proviene de alimentos procesados industrialmente. Los alimentos más salados son los caldos, los quesos duros, los fiambres -principalmente el jamón crudo-, las aceitunas en salmuera y los aderezos”, indicó Carina Peretti, nutricionista del ICBA.

La especialista indicó que “lo recomendable es comer entre 1.5 y 2.3 gramos de sodio por día, pero los argentinos comemos de 6 a 12 diarios, por lo que de por sí todos deberíamos hacer una dieta baja en sal o hiposódica”.

El aumento de la hipertensión de la población en general, pero de los niños y adolescente en particular, es uno de los temas más mencionados por los especialistas consultados.

“Lo que estamos viendo es lo siguiente: las personas nacen con una carga genética en referencia a la hispertensión. El incremento de la obesidad y otros factores como el tabaquismo hacen que la hipertensión se manifieste a edades cada vez más tempranas y éste es un fenómeno a nivel mundial”, indicó Orías.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la hipertensión arterial como uno de los más importantes problemas de salud pública mundial. Se estima que nueve millones de personas mueren por hipertensión cada año: el 45 por ciento son causadas por infartos de miocardio y el 51 por ciento por accidentes cerebrovasculares (ACV).

En este contexto, las Naciones Unidas han propuesto como objetivo sanitario primordial para el año 2025 una mejoría del 25 por ciento en su control.

El 17 de mayo fue instaurado por la WHL, que ha fijado como lema para el periodo 2013-2018 la frase “Conozca sus números” con el objetivo de acercar a la población a controlar masivamente su presión y mejorar los diagnósticos.

“Para controlar la presión arterial hay que desarrollar una respuesta holística, es decir, de todos los actores. Los gobiernos deberían profundizar los controles de sodio con la industria alimentaria e incentivar la actividad física, y las sociedades científicas deberían focalizar en mejorar la adherencia al tratamiento de las personas que ya conocen que son hipertensas”, concluyó Orías.

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