Los detractores de siempre*

La marcha de tractores que invadió la Plaza de Mayo el sábado 23 por la tarde pregonando justicia independiente, libertad y antirretencionismo “por las dudas”. Mario Bellocchio

Una multitud de detentadores de palabras como “Patria, libertad, república y campo” –como si la Pacha les perteneciera y la república, la patria y la libertad fueran de su exclusivo albedrío– invadió el sábado la Plaza de Mayo a instancias del padrinazgo del jefe de Gobierno porteño, quien se ocupó personalmente no sólo de autorizarles la circulación de tractores en la égida sino que manifestó su complacencia por el hecho.

“Los derechos no se autorizan y en la Ciudad las reglas son las mismas para todos: el derecho a reclamar y peticionar a las autoridades está en la Constitución Nacional. Nosotros no podemos prohibirlo…”, aseguró el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alesandro. No habían pasado aún 20 días de que su jefe, Larreta, afirmara en declaraciones a la prensa acerca del pasado acampe en la 9 de Julio refiriéndose a las organizaciones sociales:

“Hay que sacarles los planes sociales a quienes corten las calles y no cumplan con la ley”, había dicho en esa oportunidad Rodríguez Larreta agregando que también solicitará que se les “corte el ingreso” a la ciudad de Buenos Aires, en la próxima protesta prevista.

Sus contundentes manifestaciones fueron prontamente olvidadas cuando en lugar de pobres con hambre llegaron los tractores de los representantes de los terratenientes con olor a bosta oligarca.

Cristina y otros funcionarios del Gobierno Nacional “colgados” en las verjas de la Casa de Gobierno

El odio clasista podía palparse en la plaza:

“Venimos a todas las marchas”, subrayó (una de las concurrentes) Daniela, como si la asistencia (casi) perfecta fuera a la escuela. “¿Al acampe también vino?”, quiso saber la cronista de Página|12. Entonces (su compañera) Lilian, con una voz imponente, respondió en lugar de su amiga: “A ver si nos entendemos: venimos a marchas de gente civilizada. No vivimos de los planes, ¡no somos planeros, somos gente de trabajo!”.

“Acá no hubo suba de retenciones –afirmó Gabriela Cerruti– y la verdad es que están marchando por las dudas. Están marchando contra un proyecto que no conocen, que imaginan que puede suceder, por lo que no tenemos ninguna duda de que es una marcha absolutamente política que tiene que ver con defender otros intereses y no los legítimos derechos del campo que defienden los productores”.

“La Ciudad autorizó el ingreso de los tractores. Nosotros no tenemos nada que hacer”, acotó Aníbal Fernández  en la rueda de prensa en la que recordó que el Gobierno nacional “no tiene jurisdicción sobre la Ciudad de Buenos Aires” –excepto en lo que corresponde a la custodia de espacios federales– .
“Nos comunicamos con el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alesandro, quien me informó que ellos autorizaron el ingreso de los tractores, por lo cual nosotros no tenemos nada que hacer entonces. No vamos a participar, solo lo haremos cuidando los espacios federales como corresponde. Lo otro lo hará la Ciudad de Buenos Aires, con el permiso que otorgó, y la Policía de la Ciudad”, explicó el titular de la cartera de Seguridad Nacional.

A las críticas contra la marcha se sumó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien señaló que “hay un sector del campo que es un brazo político de Juntos por el Cambio” y agregó: “Van a estar en contra de cualquier cosa que hagamos, pero los veo todo el tiempo comprando maquinaria”.

La marcha convocada para el sábado generó diversos cruces en las redes sociales: los dirigentes de izquierda Néstor Pitrola y Alejandro Bodart y la legisladora porteña del Frente de Todos, Ofelia Fernández apuntaron contra el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta por su posición respecto a las protestas sociales.

Decía Ofelia en su cuenta de twitter: “Che Larreta, si para vos cuando marcha un movimiento social hay que sacarles los planes ¿Cuándo marcha el campo hay que subir las retenciones?

¿O hay marchas buenas con tractores y marchas malas con pobres?”.

(*) Ocurrencia que me transmitió mi amigo el arquitecto Daniel Fusaro

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