El lunes después.
EDITORIAL
¡Y qué lunes! Amanecimos con un presidente, que hasta hace 24 horas se aferraba a cualquier elemento flotante para no hundirse, reposicionado por una sociedad que le dio su voto y le renovó el crédito –con mayores intereses– como si fuese una nueva sucursal del J. P. Morgan. Y los ¡14! puntos de las provinciales de septiembre se diluyeron de un soplo, y el “colorado” fue votado en lugar del “pelado”, caído en desgracia por sus innegables vínculos narcos. Y el bastión peronista se pintó de violeta ¡inimaginable!
La culpa es del Gran Bonete –¿Yo señor…?
Sólo si el Gran Bonete es un armario que cobija las múltiples causas de este tropezón –que, como se sabe, no es caída– podría llegar a ser cierto. Porque hay un cúmulo de “errores” reprochables a corregir para cuando la papeleta decida sobre el próximo mandamás. Claro que para que eso sucediera falta un par de años en los cuales el daño infringido –vidas perdidas incluidas– podría ser irreversible.
De todos modos, creo que sería útil repasar multicausales para retomar el rumbo…
Esto no resiste. Se va a disparar el dólar a la mierda. Esto es un KO técnico, se cae en cualquier momento. Y hasta nos burlamos de Scott Bessent que vino a vender dólares para estabilizar el asunto. Se los sacaron de las manos e igual el dólar trepó por encima del techo de la banda (de delincuentes, habría que agregar).
Apareció el affaire Libra y todos nos esperanzamos con que era irremontable la responsabilidad del presi, qué momentáneamente zafó aseverando que el tweet de la discordia no era del presidente sino de Javier Milei mientras Jekill & Hyde se cagaban de risa.
El vínculo del “pelado” con el narcomundo fue la frutilla del postre. Su forzado raje, la negativa de la Justicia –no le quedaba otra dados los tiempos– a la reimpresión de boletas y la patética declaración de Santilli “si querés votar al Colorado, votá al pelado” parecían el último clavo del ataúd…, pero no, la invulnerabilidad de la pandilla liderada por el comando yankee pesa demasiado.
Trump insistió con que va a seguir apoyando a Milei, pero “Si pierde las elecciones, no vamos a ser generosos con Argentina”. Y nosotros mismos nos encargamos de difundir cómo sería este lunes negro, sin la “ayuda” de Trump, si ganara el peronismo. Seguramente más de uno habrá temido esa eventualidad económica.
Con la premisa de que el que se está ahogando grita más fuerte pidiendo socorro, Milei salió a hacer campaña, exponiéndose a las puteadas y a los bróccolis o dando berridos inaudibles en el Movistar Arena, pero salió. ¿Alguien vio a Taiana difundiendo lo suyo?
El peronismo pareció, sin embargo, más confiado en los 14 puntos de septiembre y hasta el portador del apellido ilustre no fue de la partida en el acto de cierre de Kicillof, poniendo en evidencia más discordia que unión en las internas discrepancias.
Nadie sumó puntos que le acuerden mayoría absoluta de manera que las negociaciones van a tomar el centro de la escena parlamentaria y es difícil negociar con lo externo si lo interno no está consolidado.
Supongamos, sólo por aquello de las alternancias, que en 2027 el peronismo retorna al poder en la “Nueva Argentina Colonial” arrasada que va a dejar esta pandilla. Qué vamos a hacer con los jubilados, con la industria, con las pymes, con la obra pública, con la sanidad, con la deuda externa, con los discapacitados, con el pueblo, con el reparto de la torta, y siguen las firmas…, no basta con decir que retomaríamos el camino, hay que dejarle claro a nuestros probables electores ¡cómo lo haríamos!
A fin de cuentas, parafraseando a Darcy Ribeiro…
- Me puse del lado de los pibes del Garrahan
- Y me derrotaron
- Me puse del lado de los jubilados
- Y me derrotaron
- Me puse del lado de los universitarios
- Y me derrotaron
- Me puse del lado de los discapacitados
- Y me derrotaron
- Pero nunca me puse de lado de los que me vencieron
- Esa es mi Victoria.
