Barrio y Memoria

“El gato escaldado” abrió sus tejados en día lunes, cuando sólo acostumbra a ronronear en casa. El motivo era más que suficiente: una nueva presentación, la cuarta, de “Barrio y Memoria “, la revista que publica la Comisión por la Memoria de la Red Cultura Boedo.

Si los anteriores encuentros convocaban a la reflexión, éste, en los difíciles tiempos que nos tocan transitar –donde debemos sobrellevar la pesada carga de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, entre otros vejámenes– se vistió de vertiente de ideas, de homenaje a los mártires, de airada crítica a las incomprensibles medidas represoras y de convite opositor operado con inteligencia pero con la claridad suficiente para señalar que la condición de lucha no se negocia y el ejercicio de los Derechos Humanos en plenitud, desde este lugar, es la bandera que encabeza todos los reclamos populares.

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Señalan nuestros compañeros de la Comisión en el prólogo de su nueva publicación: “en general, …, desde los medios de comunicación dominantes se favorecen ciertos modos de vincularnos con los otros basados en el miedo, el aislamiento, el pensar a los otros como amenazantes. Esta situación está directamente vinculada con la repetición de conductas basadas en el ‘son todos iguales’, ‘no se puede hacer nada’, ‘este barrio, este país, este mundo es así y no lo podemos cambiar’. De esta forma, dejamos espacios vacíos por donde se cuela el poder en los otros que nos organizan el mundo y nuestra vida y repiten hoy conductas represivas, inequitativas y excluyentes, como tecnologías del autoritarismo cada vez más sofisticadas.

Tal vez podríamos seguir otro camino que pasara por recordar no solo la tragedia de los desaparecidos, sino de las condiciones que permitieron que esto surgiera y desde ahí apelar a nuestra creatividad y por qué no, a la alegría –arma muy poderosa– de visitar al otro, de ocuparnos de las situaciones que aún queremos transformar desde los diferentes espacios que transitamos en nuestro andar por la vida, que ésta no sea solo nutriente del cuerpo sino de los afectos y, muy importante, del pensamiento”.

Y finalizan invitando a la valerosa alquimia: “que nuestra dolorosa experiencia del pasado, pueda ayudarnos a transformar el vivir para recordar en el recordar para vivir“.

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