Te digo que se siente

Por Pablo Bellocchio |

Argentina quedó a pocos minutos de la gloria máxima. En un partido cerrado, que pudo haber sido para cualquiera de los dos, fue finalmente para Alemania. Un penal no cobrado. Un gol no gol de Higuaín, y finalmente Mario Götze con un muy lindo tanto, nos acribilló. Dejaron todo. No alcanzó.

Brasil, puedo decirte que se siente haber llegado a TU final, y hasta podria jurarte que aunque pasen los años nunca me voy a olvidar de verte hinchar por esos tipos que con siete goles te mandaron a participar por el caramelo amargo del bronce; ese partido que nadie quiere jugar (y al parecer vos tampoco, porque te volvieron a golear).

Brasil, puedo decirte que se siente, haberte visto con las camisetas de Irán. Tambien puedo decirte, Brasil, lo que se siente estar orgulloso de tu selección, sin nada que reprochar. Porque ahora aparecen los que dicen que Messi se apagó y no volvió y se olvidan que mientras el equipo no existía, él fue el que nos mantuvo con vida. Él nos llevó hasta esa semifinal con Holanda. Romero y Mascherano fueron los estandartes de las últimas dos paradas. A Messi lo sacrificó Sabella,  parando al equipo a jugar de contra, algo a lo que Lio – de quien sigo pensando que es el mejor jugador que pisó una cancha de fútbol – no termina de acoplarse. Messi es un jugador de desparramo en tres cuartos de cancha hacia adelante. Delantero, no enganche. Tiene traslado de pelota, vaya si lo tiene, pero cuando juega a eso, pierde frescura en la definición. Dicho esto: ¿Fue mala la decisión de Sabella de parar al equipo así para los últimos dos partidos? Para nada. A los nihilistas del fútbol que creen que Argentina debería haber jugado a otra cosa les respondo: 7 a 1 y 3 a 0. Brasil jugó al palo por palo con nuestros dos últimos rivales. Así les fué. El planteo de Sabella SIN DI MARIA,  fué el necesario. Messi tuvo que jugar de Di Maria. El equipo sintió la falta de definición. Estuvimos cerca. No se pudo. nada que reprochar.

¿Qué nos queda? Mientras Sabella se debate en su continuidad, salta a la luz la falta de proyecto de la AFA. Los nombres barajados son dos: Martino y Simeone. Dos estilos tan distintos, dos proyectos tan antagónicos que no se entiende cuales son las conclusiones – si es que la AFA sabe sacar alguna – a las que llegan los dirigentes del fútbol nacional. ¿Jugaremos a lo Guardiola o a lo Mourinho? ¿A lo Menotti o a lo Bilardo? ¿Tenencia de pelota o contraataque? Sabella, creo, es una fina mixtura de ambas ideas, aunque si hay que inclinar la balanza, su idea está mucho mas emparentada con el bilardismo, que con la tenencia de pelota. Su esencia es la de Estudiantes. Así lo demostró en los partidos escenciales. E independientemente de una cuestión de gustos, lo fundamental es un proyecto coherente. Una construcción ordenada que se conjugue a su vez con un trabajo de inferiores acorde, para así afianzar un proyecto que nos permita esa coronación que se nos niega hace 28 años (En Rusia 2018 se cumplirán 32). Eso es lo escencial y lo que por sobre todas las cosas, mientras esté don Julio presidiendo la AFA, no creo que veamos. Un proyecto que se independice de la suerte que tenemos con nuestro semillero y que afiance una idea de juego potenciada por sus individualidades. Primero es saber a que jugamos. después viene el proyecto común que genere un fútbol acorde a esa idea. Los nombres serán los que mejor se acomoden a esa construcción. Grandes, enormes figuras pasaron en el camino y  se quedaron sin el oro mas preciado en estos 28 años. Espero, aunque no creo, que esta generación, una mas, de increibles futbolistas no se desperdicie. Esa será la apuesta.

Y a ellos,los 23; gracias. “Dejaron la piel”, como dijo Sabella. Si la AFA acompaña, quizás la próxima no haga falta que dejen la piel. Simplemente alcance con que jueguen al fútbol.

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