¿Pan y circo?
EDITORIAL. En aquella Roma el pan y el circo eran gratuitos. Acá la entrada popular a la LPF sale 9 mil mangos y el pan está a dos lucas el kilo.
Desde Boedo pretendemos no tirar leña al fuego desanimando a los castigados y exhortamos a la resistencia pacífica de la protesta. Hay que hacerle ver a este señor que de no mediar la unión de reaccionarios perdedores, nunca habría llegado al 56% del que se vanagloria cuantas veces puede.
Aquellos seis puntos de octubre hechos añicos en el apresurado pedido de disculpas de injurias inferidas, para unirse sobre los despojos y tomar este increíble comando, está en plena marcha y no queda otra que oponerse fervientemente: contra los diputados Banelco, contra los gobernadores flojos de esfínteres, contra el poder judicial, contra Clarín, La Nación y los trolls y/o contra las tortugas ninja de la Gendarmería de la Bullrich, si es necesario. Hay que resistir o, como diría mi amigo Cheche, estamos al horno.
Veamos si no con qué amenaza este desbocado peluquín ojiclaro, según el sapiente análisis de Jorge Marchini en “El Cohete a la luna” hace sólo un par de semanas.
“No es casual la veneración de Milei a la ‘estanflación’, es decir a la suma de una fuerte recesión con muy alta inflación aspirada e inducida como método de reestructuración y disciplinamiento económico y social regresivo. Es el complemento discursivo que plantea un reino del revés entre promesas de que “en 45 años vamos a ser Irlanda” –país que, por su parte, hoy sufre una seria crisis social– y la percepción de un más de lo mismo reiterado en la historia argentina. Es un eufemismo más desgastado del ‘estamos mal, pero vamos bien’ de su idolatrado gobierno de Carlos Menem (1989-1999).”
“El gobierno trata de mostrar resultados en aspectos que presenta como centrales para su gestión, ocultando o desconociendo antecedentes, significación y dinámicas abiertas. Lo paradójico es que el discurso ‘libertario’ supone que el rumbo gubernamental es exitoso, y que sus resultados son positivos y auspiciosos.”
“La difusión del índice de inflación minorista de enero del 20,6% fue llamativamente interpretada en forma prometedora por el Presidente Milei en un reportaje al diario La Nación, al afirmar que ‘parece un número horroroso’ pero ‘hay que mirar dónde estábamos, cuál es la tendencia y la herencia que recibimos’. Complementándolo, sin fundamentarlo ni citando fuentes verificables, el ministro de Economía, Luis Toto Caputo, aseveró que ‘la inflación está bajando’ (pese a ser en los últimos dos meses la más alta desde principios del siglo XXI). ‘La mayoría de los economistas pronosticaban diciembre 30%, enero 30%, febrero 20%. En cambio, en diciembre fue de 25%, enero estará alrededor de 20% y febrero estará por debajo de 20%. Está viniendo significativamente por debajo de lo que se esperaba’, agregó.”
“En forma cínica, con una reiterada risita sardónica que tal vez pone en evidencia cuando diserta en un inglés limitado, el ideólogo del decreto 70/23 y la ahora abandonada Ley Ómnibus, Federico Sturzenegger, en un seminario organizado por la Universidad de Harvard refería que ‘hay que empobrecer a los grupos de interés para ganarles la pelea’ ”.
“Resulta evidente que el empobrecimiento no se verifica en la casta de lobbistas profesionales y menos aún en los grupos financieros y económicos que están jugando con crecientes negocios con deuda pública dolarizada (Bopreal, letras y notas del Banco Central, y Bonares y Globales del Tesoro Nacional, todos de alto rendimiento especulativo), que contienen circunstancialmente la presión cambiaria (diferencial entre el inaccesible dólar oficial y los dólares marginales), pero es una olla a presión a expresarse en este camino en un círculo vicioso de devaluación, inflación y descompensación fiscal.”
“Sí se percibe el deterioro en la caída del mercado interno, el empleo, los ingresos y derechos de los trabajadores, en la pérdida de ahorros en pesos y en los recortes del gasto público social (especialmente, y en forma dramática, de jubilados y planes sociales). Es decir, es evidente el golpe en el nivel de vida de la mayoría de la sociedad, siendo la percepción popular más sensible e inmediata los aumentos de boletos de transporte, combustibles y electricidad, pero también en servicios de salud y educativos privados demandados por la clase media.”
A toda esta tanda hay que agregar el flamante chicle para estirar tiempos y pedeceres del propuesto “Pacto de mayo”, una suerte de extorsión estirando los tiempos con la finalidad de que las víctimas midan las consecuencias. “No buscamos ni provocamos la confrontación, no queremos discutir el pasado. Venimos a plantear una agenda de futuro, porque como dice el refrán ‘El Secreto del cambio es concentrar toda tu energía, no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo’. Nosotros venimos a poner nuestra energía en construir lo nuevo, pero quiero decirles a todos los que están acá y a quienes nos están mirando que si lo que buscan es el conflicto, conflicto tendrán”*, como remedando el célebre “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”. Se buscan funcionarios probos que señalen al presidente que la campaña terminó y está en ejercicio del cargo.
La idea de alardear con el falso equilibrio del sector público en enero y la caída del “gasto público” pasa esencialmente por jubilaciones y pensiones (-32,5%), transferencias a provincias (-53,3%), salarios estatales (-18%) y la suspensión de obras públicas (-94 %).
Otro bateparche recurrente: el aumento de las reservas del Banco Central de poco más de 5.000 millones de dólares desde la súper-devaluación anunciada el 13 de diciembre logrado penosamente mediante la postergación de pagos y la conversión de sospechosas –y no investigadas– deudas comerciales privadas con el exterior a bonos dolarizados (Bopreal).
¿Quién dijo que se abandonó el propósito de dolarizar?
Después de los rebrotes discursivos de campaña parecía que la “dolarización” se había postergado por imposible. Hasta que Cristina Kirchner reabrió la caja de Pandora en su documento, Argentina en su Tercera Crisis de Deuda, en el que opina que “la novedad que Milei presenta es su verdadero plan de estabilización que es, ni más ni menos, que la dolarización”, destapando la olla de la cocina de Caputo para concretarla. Y si no por qué trata de modificar los límites establecidos por ley para tomar deuda pública y propone privatizar el Fondo de Sustentabilidad de ANSES y activos del Estado, y la vía de licuación por inflación de pasivos remunerados, emisión monetaria y depósitos en pesos.
Carlitos diría: “no avivés a la gilada que después se te hace contra”.
Mientras tanto el presidente en declaraciones a LN+ sostenía que “en mi esquema el peso no existe más, nadie lo va a elegir”, agregando, contradictorio: “sigo con la idea de dolarizar cuando pueda hacerlo. Hay un trabajo enorme que se está haciendo desde el Banco Central y probablemente no se esté viendo. Emitimos dinero para comprar dólares”.
De todos modos la dolorosa experiencia ecuatoriana, las divergentes opiniones del establishment local e internacional, incluyendo el FMI, sobre la adopción del dólar como moneda tienen su peso para la decisión donde la respuesta de la sociedad juega un papel determinante. Aún se vive como una pesadilla la Convertibilidad de 2001 a pesar de su engañoso efecto primario estabilizador.
“Apenas regresado de su gira por Israel, Italia y el Vaticano, Milei respondió al documento de Cristina indicando que ‘ignora algunas cuestiones básicas de economía. Por más que no le gusta, la inflación es un fenómeno monetario’, no poniendo en cuestión justamente la caracterización más significativa de Cristina para la apertura del debate, incluida en las conclusiones: ‘No compartimos su diagnóstico en cuanto a que el déficit fiscal es la única razón de la inflación y de la crisis argentina. Como desarrollamos en el presente documento, la escasez de dólares es la que tensiona la economía y dispara la inflación’ ”.
Ante la evidencia de que lo que se exhibe como logro no convence al más crédulo y los aumentos de servicios y transporte des-subsidiados destrozan expectativas más rápido que la motosierra, ni aquel “pan y circo” de Juvenal cobra vigencia. En aquella Roma el pan y el circo eran gratuitos. Acá la entrada popular a la LPF sale 9 mil mangos y el pan está a dos lucas el kilo.
(*). (Del discurso inaugural de Sesiones del 1º de marzo de 2024)