Corrientes angosta

El Gobierno de la Ciudad agrega a su campaña una nueva inauguración. Esta vez se trata de una de sus obras estéticamente “agradables”, inútiles y caras, muy caras. Por Mario Bellocchio

Corrientes, la avenida Corrientes, durante seis cuadras, recobra una vieja denominación de las épocas en que Carlitos la frecuentaba, vuelve a ser la Corrientes angosta, pero no por una necesidad nostálgica ni de preservación histórica –Dios los preserve de esa osadía– sino por la más pedestre –literalmente hablando– pretensión de batir parche con su eslogan de que “la peatonalización prioriza al vecino de a pie y a los medios de transporte sustentables”.

Pero al “transporte sustentable” no solo hay que priorizarlo sino ponerlo en práctica. En la Ciudad de Buenos Aires no existen –como en diversas ciudades chilenas– triciclos públicos, funiculares, buses y taxis eléctricos, trolebuses ni taxis fluviales.

Los triciclos de Valparaíso (Chile)

Y cuando existe uno –el subte– postergamos sin fecha todos sus planes de expansión. Vale decir: primero obligamos al “vecino de a pie” –en teoría priorizado– a caminar como si todo el mundo se hallara en condiciones cuasi atlético-juveniles de movilizarse, desentendiéndose de adultos mayores y de las personas con discapacidad motriz.

“Queremos incentivar que el vecino salga a la calle y disfrute el espacio público”. “El otro objetivo es desalentar el uso de autos particulares ofreciendo opciones amigables con el medio ambiente y de (SIC) espacios de calidad” –pregona Larreta clamando por las urnas. Convengamos, sin embargo, que al mejor estilo de la conquista española, los coloridas baratijas sólo engañan al ojo incauto de inocentes –y no tanto– vecinos que gustan sentarse en asientos de durísimo cemento que imitan mullido capitoné.

Por otro lado, para “desalentar el uso de autos particulares” no hay necesidad de destruirlos con sólidos –y peligrosos– remedos de proyectiles navales de altura insuficiente para observarse lateralmente desde el volante de un automóvil o aptos para ser atropellados –con los riesgos que conlleva– por un peatón, tan común, de los abstraídos por una conversación celular.

A la “oferta de opciones amigables” –diría el inefable Mauri– “te la debo”. Finalmente, y tal como está redactado en la frase promocional “El otro objetivo es desalentar el uso de autos particulares ofreciendo opciones amigables con el medio ambiente y de (SIC) espacios de calidad”, se plantea desalentar tanto el uso de autos particulares como de espacios de calidad. Más parece un acto fallido de sinceramiento.

Lo cierto es que las “pompas y circunstancias” tendrán el sábado 13 de abril sobreprovisión de timbales para darle aire a un polo gastronómico y teatral famélico por la crisis, sobre las seis cuadras de la nueva Corrientes semi peatonal, donde a los peatones, al decir de Manolo García, se los intentará arrear hacia “San Fernando, un ratito a pie y otro caminando”. Y si tenés algún impedimento físico o etario, “ajo y agua”, que la escribanía legislativa que se supieron conquistar les aprueba todos los negocios del “amigo del alma” y sus adláteres.

 

 

 

 

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