Aquella primera ronda

A cuarenta y tres años de la primera ronda. María Virginia Ameztoy

El sábado 30 de abril de 1977, a las cuatro de la tarde, catorce madres despojadas de sus hijos por la dictadura militar comenzaron a acudir a la Plaza de Mayo.

La idea había partido de Azucena Villaflor, quien afirmaba que el reclamo por los hijos desaparecidos debía hacerse frente al edificio expropiado por los usurpadores del poder, la Casa de Gobierno.

A la orden de “circular” impartida por la policía comenzaron a caminar en ronda alrededor de la Pirámide de Mayo.

Y allí siguen, cuarenta y tres años después alentando la esperanza y la lucha. Por sus hijos, los propios y los que a lo largo de estos años les fueron naciendo a estas madres de todas las madres, a estas madres más allá del útero.

Memoria viva ésa que se inserta en las mentes, los imaginarios, ésa que moldea la cultura de los pueblos, la conforma y la nutre germinando en las tierras ávidas de verdad.

El 8 de diciembre de 1977 un grupo de tareas de la ESMA irrumpió en la Parroquia Santa Cruz, donde se reunía regularmente un grupo de madres y quienes colaboraban con ellas en la búsqueda de sus hijos desaparecidos. Se llevaron a once personas, entre ellas, Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco.

 

Esa tarde Azucena Villaflor no había ido a la iglesia; fue secuestrada en la esquina de su casa dos días después, el 10 de diciembre.

Azucena, Esther y María, las primeras madres de la plaza, las primeras madres secuestradas y desaparecidas.

Las madres de las Madres.

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