La verdad y el tiempo

Por Edgardo Lois

…Aquí estamos y aquí estaremos para recordar con ustedes que nuestra lucha sigue viva, que no queremos monumentos, ni glorias, queremos sólo justicia.

En la plaza Constitución de Gualeguay hay una presencia sobre la que no tenía noticia. De seguro habré pasado junto a ella cantidad de veces, como uno pasa en estos tiempos veloces junto a tantas señales que tienen que ver con la vida: caminé sin ver, por distraído, y porque me faltaba conocer una historia. Por eso es tan necesario contar historias, alumbrar relatos para que sean aire de cada día, para que así entren en nuestra memoria, y entonces se pueda andar más a conciencia despierta, por ejemplo, sobre las veredas de esta plaza de la ciudad/río en la que vivo.

La obra de arte está posada sobre una base proyectada por el arquitecto Eduardo Echegaray. El escultor Giuliano Ciolfi (1931-2006), italiano, adhería a la causa de los Derechos Humanos, y por esta razón fue convocado. A Ciolfi le acercaron un dibujo, pero enseguida aclaró: Yo no copio. El reloj de sol, el arte de Ciolfi, se hizo gracias a la colaboración de mucha gente de Turín. El plato del reloj, realizado en mármol, llegó al puerto de Rosario. Lo retiraron Georgina Bini, Kiko Benítez y Raúl Manzán, miembros de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Gualeguay, nacida en 1983.

La historia señala a Italia, lugar donde vivían Prudencio Mochi, nacido en Gualeguay, y Cristina Girardo, cordobesa. Prudencio en el 75 había sido baleado por un comando de la Triple A, y luego de torturas varias, blanqueado como preso; en el 80 lo invitaron a dejar el país. Cristina también tiene su historia de detención en la noche que asoló este país desde las entrañas del Estado. Con la vuelta de la democracia, ellos vinieron de visita al país, y a Gualeguay. En un texto que lleva por título La verdad es hija del tiempo, escrito por ellos en colaboración con Néstor Mochi y su compañera María Angélica Etcheverry, se lee: (…) Uno de los debates frecuentes se manifestaba a través de interrogantes: ¿cómo podemos recordar?, ¿cómo acercar aquellos hechos y a nuestros seres queridos a nuestra realidad?, y aún más: ¿qué sabían las nuevas generaciones respecto de una de las matanzas sistemáticas más cruentas de la historia? Conceptos como memoria, reconstrucción, historia, se entrecruzan, pujan, y se diluyen en polémicas y acuerdos que operan como sentidos de búsqueda y encuentros. (…).

El reloj de sol de Gualeguay lleva una inscripción, un proverbio: La verdad es hija del tiempo. En el texto que lleva este título se informa: (…) El proyecto de construir Relojes de Sol fue discutido en múltiples instancias y por muchos grupos de derechos humanos de varias ciudades. Sobrevivientes, familiares de detenidos-desaparecidos, y amigos en el exilio, impulsamos esta idea como símbolo de vida. El reloj de Gualeguay mide el tiempo de manera tal que la luz del sol que proyecta la hora marca el tiempo necesario para transformar, llevar, acompañar, a nuestra sociedad hacia el logro, la realización, de los grandes ideales. Se lee en el texto citado que la obra de Ciolfi (…) Simbolizaba una larga fila de seres humanos en busca de la verdad, pero también una larga fila de seres humanos que expresaba: aquí estamos y aquí estaremos para recordar con ustedes que nuestra lucha sigue viva, que no queremos monumentos, ni glorias, queremos sólo justicia.

Entrevistados Prudencio y Cristina agregaron: Al reloj de Gualeguay lo mandamos desde Italia, un obsequio para la ciudad. Fue el primer reloj, y el primer memorial en recuerdo de los desaparecidos. Después se usaron otro tipo de memoriales, los parques, los árboles, un muro en La Plata. Pero en ese momento Las Madres planteaban, y con nosotros tuvieron una discusión bastante fuerte, en especial Hebe, que no reconocían el reloj, que era otra cosa, y que no tenía que ver con los desaparecidos. Después Hebe nos entendió, Osvaldo Bayer ayudó muchísimo, y lo llevó al Congreso de las Madres de Plaza de Mayo para que sea tomado como idea a nivel nacional. Pero luego no lo concretaron, y los que se impulsaron, como el de Villa María, Córdoba, en el que estuvo muy involucrado Gualeguay, participaron en su construcción alumnos de las escuelas, y se armó una especie de paseo donde se hacían reivindicaciones en el terreno específico de la memoria. El reloj de sol de Villa María está trabajado sobre una piedra, y rodeado de piedras que fueron extraídas del fondo del lago San Roque, y sobre ellas fueron tallados los nombres de los desaparecidos.

Continúan Prudencio y Cristina: En el reloj de Rosario intervino la Facultad de Arquitectura, que en su momento había hecho las maquetas de los campos de concentración, ellos estaban en el tema de los derechos humanos, y supieron ubicar la meridiana donde debe ser ubicado el reloj de sol. Convoca todo lo relacionado con derechos humanos, el de Gualeguay se hizo vinculado ante todo a los desaparecidos. Nació así. Cada ciudad le da su característica. Hay uno en Concordia. Otro en Santa Fe.

El reloj de sol está ubicado en la plaza Claudio “Pocho” Lepratti, en el barrio Ludueña de Rosario. Lepratti era un vecino, ex seminarista y militante social, que fue asesinado en los días tormentosos del 2001. El escritor Roberto Fontanarrosa saludó su presencia: Ojala, por lo tanto, que la memoria colectiva, la de quienes vivimos aquello, la de quienes reciban nuestro relato, haga de este Reloj de Sol un punto de encuentro, un lugar de juegos y un indicador de citas, y ojala también esa misma memoria haga que nunca más un reloj sirva, tan sólo para contar las horas y los minutos y los segundos en la angustiosa espera de los seres queridos que nunca volvieron.

Pregunto a Cristina Girardo por los relojes, por el tiempo: Los relojes de sol develan uno de los tantos misterios que encierra el tiempo. Son la expresión del tiempo. Albergan algo de misterio si no se los relaciona con la ciencia. Son enigmáticos por su silencio, pero a su vez nos hablan de siglos del esfuerzo realizado por el hombre para capturar el tiempo. Y nos hablan a través de sus refranes. A su vez son estéticamente bellos, simples e invitan a la contemplación. Entiendo que es la materialización o lo tangible de ese misterio.

Gualeguay tiene hijos desaparecidos: Néstor Valentín Furrer-Hurvitz, Martín Andrés Hauscarriaga, Juana María Armelín-Tommasi, Jorge Fortunato Camilión-Morisse, Carlos Adolfo Surraco-Britos, Carlos Florentino Cerrudo-Zanetti, Pedro Alberto Galván-Cabrera, Néstor Enrique da Dalt-Carboni. Tilo Wenner, de Galarza, departamento de Gualeguay, poeta y periodista, estuvo desaparecido hasta 2009. Sus restos fueron hallados en 2006 e identificados.

La verdad es hija del tiempo se lee en el reloj de sol de la plaza desde 1992. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Gualeguay sigue trabajando para guardar la memoria de su gente, de su aldea. La mejor manera de mirar hacia afuera, y hacia un mañana mejor. Prudencio Mochi y Cristina Girardo, junto a Raúl Manzán y Gustavo Echegaray, son los iniciadores de la Asamblea. Algo había que hacer, ese era el planteo allá por el 83, cuando el aire seguía enrarecido, cuando todo era tan incierto, tan ahí entre la vida y la muerte.

Muchas veces habré pasado frente al reloj de sol sin saber, envuelto en pensamientos; hoy, cuando camino por la plaza Constitución de Gualeguay, me llego hasta el lugar, hago memoria, y repito: La verdad es hija del tiempo.

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