El cura Lorenzo

A 131 años del nacimiento de Lorenzo Massa

Por Mario Bellocchio |

“La capilla y sus alrededores eran el límite de la parte poblada de la ciudad, como si dijéramos la pampa”, decía el cura Lorenzo hablando del Oratorio de San Antonio, de México al 4000, allá por 1907, cuando acababa de ser designado encargado de la pequeña capilla por las autoridades salesianas del Colegio Pio IX donde se desempeñaba como maestro y asistente de teología. Y no le faltaba razón sobre las carencias del entorno: de ahí en más, regionalmente, ese Almagro-Boedo en gestación –aún bajo imprecisos límites– era un disperso conjunto de viviendas humildes sedientas de contención social, ocupadas en labores lugareñas y modestas.

Los tambos, las mimbrerías y los hornos de ladrillo tomaban la mano de obra barata de los pobladores, mayoritariamente anarquistas y socialistas, tradicionalmente reacios a dejarse seducir por las mieles de la Iglesia. Pero Lorenzo Massa tenía otros planes que iban más allá de la pedestre evangelización clerical. La resignación cristiana no figuraba en sus actitudes y lenguaje. Lo suyo era repartir las herramientas de labranza para que la cosecha sepultara a la miseria.

Hijo de inmigrantes italianos, Lorenzo Bartolomé Massa provenía de un hogar humilde. Había nacido en la Provincia de Buenos Aires, en Morón, un 11 de noviembre de 1882. Sus devotos padres Lorenzo Massa y Margarita Scanavino, nativos de Torino (Italia) seguramente inculcaron fuertemente su fe a Lorenzo y sus dos hermanas Ángela y Blanca, a punto tal que los tres dedicaron sus vidas al sacerdocio.

Lorenzo pronuncia sus primeros votos cuando aún es un adolescente de 16 años. Con el comienzo de siglo, a los 18, asume su primer trabajo en la Escuela Agrícola Don Bosco de Uribelarrea. En 1903 rinde los exámenes de Filosofía y los de Teología en 1906. Un año más tarde es ordenado sacerdote, en Buenos Aires, a sus 25 años de edad. Sus superiores lo destinan al Colegio de Almagro en 1907 y lo designan “encargado del Oratorio San Antonio de Padua” de la calle México.

Las historias de San Lorenzo y el cura comienzan a unirse aquel día en que Lorenzo ve a un conjunto de atorrantes que se hacen llamar los “Forzosos de Almagro” enfervorizarse detrás de una pelota, a metros del oratorio, en la calle tajeada al medio por las vías del 27. Ahí percibe por donde podía comenzar su misión y la trascendencia de su labor social.

Es historia conocida la seducción al piberío humilde con la posibilidad de cambiar los toscos arcos callejeros de travesaño impreciso y los desniveles de yuyos, veredones y zanjas por el patio eclesiástico, los arcos “de verdad” y la pelota de tiento. “Nos tuvimos que tragar la hostia”, mascullaba al comienzo el “Carbuña” Monti. Pero evidentemente, pronto llegaron a la conclusión de que el “sacrificio” bien lo valía. Y que el cura resultó un “pingazo”. Y si no cómo se entiende la unanimidad con que el 8 de abril de 1908 quisieron ponerle San Lorenzo a su team para poder ingresar, oficialmente bautizados, a la Asociación de Foot-ball.

“Doy mi conformidad, si ella fuera necesaria –coronaba el cura la reunión de aquel 8 de abril–, para que el nuevo nombre de este club sea desde hoy ‘San Lorenzo de Almagro’ y les voy a decir el porqué. Ustedes quieren ciertamente ingresar lo más pronto que sea posible a la Asociación Argentina de Football. Para ello necesitan ustedes disciplina, constancia y valor. Y en este nombre ‘San Lorenzo’ tienen el símbolo de las virtudes y condiciones para caracterizarlos y acompañarlos en todos sus actos. El nombre de ‘San Lorenzo’ nos recuerda a un mártir de la Iglesia Católica y nos recuerda también la primera batalla librada por el General José de San Martín. Imitando el valor y la constancia de San Lorenzo mártir, podrá este nuevo club conseguir y afianzar su posición que lo destaque entre sus similares, hasta llegar a la meta, o sea figurar en el círculo privilegiado de la Asociación Argentina de Football, y teniendo presente el primer triunfo de San Martín, fruto de la disciplina, se levantará sin dudas sobre una base inconmovible, pues es la disciplina el nervio de toda institución […]”.  

Lanzados desde el nido los pichones, sin perder de vista su vuelo, San Lorenzo pasa a ser su pasión y el destino de su constante apoyo, pero no retacea esfuerzo a la formación de nuevos jóvenes. Para el Centenario prepara durante meses una dotación gimnástica de seis mil niños pertenecientes a la Obra de Don Bosco que cinco años más tarde se transformarían, concretando otro de sus sueños,  en los Exploradores de Don Bosco. En 1916 se traslada a Tucumán y funda el Colegio de Artes y Oficios General Belgrano. Aún se recuerda en la provincia su multitudinaria labor educativa y de ecónomo; eran épocas de hambrunas para las que el cura llegó a comprar tres vacas que aseguraran la leche básica para “sus muchachos”. Hasta 1929 siguió con su trabajo docente en aquel establecimiento para luego continuarlo en Córdoba, Salta, Chile y Carmen de Patagones.

El cura, infatigable educador de aquellas épocas duras, no desaprovecha su escaso descanso y ejercita sus dotes de historiador y analista social. Allá por 1943 presenta su fecunda obra “Vida del padre José Vespignani”, un notable salesiano cuya actuación pública permite conocer pormenores de personalidades de la época como Roca, Uriburu e Yrigoyen.

Toda esa fatigosa tarea no le impide nunca en esos años su permanente vínculo con los amados colores que el mismo eligió del manto y la túnica de la virgen. Celebra los campeonatos amateurs, la inauguración del Gasómetro, el ingreso al profesionalismo y el campeonato del 33. Y vibra con aquel fabuloso equipo del 46 y la gira europea del 47.

Un 31 de octubre de 1949, a once días de cumplir los 67, Lorenzo no despierta de su sueño nocturno. Su trayecto empalma directo con la “Santa” pasión que derrochó entre los miles de jóvenes y niños que guió con su sabiduría. Un año antes, cuando su amado Ciclón cumplía 40 años nos dejó su último mensaje:

“Nada hay en la vida que no llegue a repetirse, a no ser que nosotros mismos nos neguemos a repetir. La felicidad, la fe, la convicción, son detalles sustanciales para que lo que anhelamos se cumpla. Dios protege al ser humano, le da fuerzas para seguir en la lucha que debe ser limpia y sana a cara descubierta y a puro corazón.”

 

Bibliografía:

Archivo del Colegio San Francisco de Sales de Buenos Aires. “Semblanzas del Padre Lorenzo Massa”, Néstor Zubeldía. sdb. Boletín Salesiano. Abril. 2012.

“Centenario del Centro de Ex alumnos de Rosario.1908-2008”. Compilador: Luis Angel Maggi.2008.

Adolfo Res (volveavenidalaplata.com.ar)

 

PADRE LORENZO MASSA.1882 – 1949. Educador.Fundador de Colegios, de los Exploradores y del Club San Lorenzo de Almagro. Prof. Lic. Luis Angel Maggi.

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