Víctor Hugo y los miserables

Un allanamiento a un domicilio particular, relativo a una causa que tiene 15 años de antigüedad, llevado a cabo con amenaza de uso de la fuerza a horas del comienzo de la feria judicial, con el evidente propósito de dejar colgados sus efectos durante 30 días sin posibilidad de asumir defensa alguna, es de una perversidad de orígenes y propósitos que no tiene antecedentes en situaciones vinculadas a la presunta violación de derechos comerciales particulares.

 

¿Quién dijo que del ridículo no se vuelve? Ayer regresó el vapuleado pelele pelirrojo de Clarín, Damián Cassino, humillado con argumentaciones irrebatibles en la recordada audiencia pública sobre la “Ley de medios” por la Dra. Graciana Peñafort. Ayer reapareció con nuevas ínfulas –como si nunca hubiera estado en cámara lívido y balbuceante preguntando por la salida–, manifestando, ahora arrogante luego de haberse cambiado los pañales de 2001, que “El señor Morales quiere ser generoso con bolsillo ajeno. Pretende que Canal 7 se haga cargo y pague por sus travesuras”, y agregó: “La responsabilidad directa es de Víctor Hugo Morales”. Concluyendo: “no tiene que ver con la libertad de expresión, sino que el periodista violó una norma”.

Esta impresentable marioneta, poniendo tonos y énfasis como si tuviera coraje propio, atreviéndose a abrir juicio crítico opinando sobre la valiente actitud de Víctor Hugo.

El procedimiento judicial, ordenado por la Corte Suprema de Justicia, fue realizado en el contexto de un juicio que la empresa Cablevisión le iniciara a Morales por haber puesto al aire en su programa “Desayuno”, que se emitía por Canal 7, un tramo de la final entre Boca y el Real Madrid, disputada en Tokio en el año 2000, cuyos derechos de transmisión había comprado Cablevisión.

“Buscan disciplinar. Yo no me voy a callar, pero tal vez otros periodistas sí. Sobre todo más jóvenes. Que sepan qué pasa cuando enfrentan a un poder tan abarcativo, tan humillante. Para que se eviten esa molestia, no yendo nunca contra ellos” –diría Víctor Hugo minutos después del sofocón.

“Tratan de dominarme, acallarme, disciplinarme de una vez por todas. Y si no lo consiguen, dañarme lo suficiente para que lo pague. Al fin y al cabo lo que pasó en aquella oportunidad, el origen de esta demanda, es haber desobedecido un derecho de exclusividad, que parte de un hecho perverso. Entonces, ahora, ellos muestran la cara del poder real”.

La empresa Cablevisión, perteneciente al Grupo Clarín, emitió un comunicado en el que informa que “el embargo judicial sin allanamiento realizado en el domicilio de Víctor Hugo Morales fue ordenado por el Juzgado Nacional en lo Comercial Nº 11, en el marco de la causa en la que el relator fue condenado, con fallo de segunda instancia, al pago de la suma de $3.500.00 por haber difundido ilegalmente imágenes de la casi totalidad del partido de fútbol entre Boca Juniors y Real Madrid en el mes de diciembre de 2001”.

“El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) rechaza el procedimiento judicial realizado en la casa de Víctor Hugo Morales al considerarlo una medida excesiva e innecesaria. Ese tipo de medidas puede transformarse en un acto intimidatorio para la libertad de expresión, tal como lo establecen distintos parámetros internacionales. Más allá de la discusión jurídica de fondo […] el procedimiento en el domicilio del conductor radial –donde estuvo presente el abogado del Grupo Clarín Damián Cassino– parece desproporcionado, más allá de que se trate de una valuación de bienes por un embargo preventivo”.

Luego de darse por aludidos por la observación de la presidenta de la Nación, FOPEA concluye su declaración afirmando que: “Seguiremos trabajando en el caso en busca de toda la documentación, analizándolo en detalle como hacemos siempre con todos los casos, sin importarnos las posiciones políticas del profesional afectado.”

Hasta el candidato PRO Horacio Rodríguez Larreta se manifestó sobre el tema: “Que se haga un allanamiento en una causa que tiene 15 años me parece preocupante”, aseguró. Y si el candidato preferido del grupo en la Ciudad lo dice, algo habrá olido mal en Garcamarca para que ponga “la calva en remojo”.

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