Se inauguró un sector de la plaza Mariano Boedo

 

Por Mario Bellocchio |

Puntualmente, a las 11, como se avisó recién esta mañana que se haría, se abrieron las puertas que dan sobre EE.UU. y se permitió el acceso al público. La burda maniobra urdida para que los auténticos vecinos estuvieran ausentes no surtió el efecto esperado por las autoridades. La red de escuchas vecinal atenta a cualquier novedad pasó prontamente el parte y una regular cantidad del entorno se dio cita para celebrar la dosis homeopática de la conquista –pero conquista al fin– del ansiado espacio. Más de treinta años de lucha comenzaron a hacerse esta realidad que, si bien no es tal como la soñábamos, resulta –como señalan los más jovenes– “lo que hay” y, convengamos, no es poco. La tórrida jornada hizo añorar un rápido crecimiento de los jacarandaes que dominan ese sector y despertó la envidia de los mayores sobre los pequeños que se remojaron a gusto en los juegos de agua. Después vino la ceremonia que, acompañada por la banda de la “Metropolitana” con sus marchitas militares, remedó antiguas inauguraciones de Cacciatore con la incomparable ventaja de que, esta vez, a pesar del oprobioso recuerdo, estamos en democracia y ese esencial tema no puede perdérsenos de vista. El Jefe de Gobierno lanzó su parrafada que, dada la elementalidad del contenido, no necesitó esta vez el apunte del ministro Chaín, firme a sus espaldas, por las dudas. Completaron el elenco de autoridades el Director del CGPC5 Marcelo Bouzas y el jefe de Gabinete de Ministros Horacio Rodríguez Larreta.

Finalizado ese protocolo, los integrantes de la Asociación Vecinos por la Plaza desplegaron pacíficamente sus carteles donde se proclamaba: “no al CGP, si a la plaza, plaza”, circunstancia en la cual se produjeron algunos entredichos y conatos de agresión como el sufrido por Ildefonso Pereyra patoteado –y pateado– soto voce por diligentes musculosos cuya acción más notable encaja dentro de los desalojos de homeless asentados bajo autopista. La situación no pasó a mayores y se pudo finalizar la jornada entre proclamas de ¡Dale Mauri! –proferidas por los avisados puntualmente de la inauguración (¡qué privilegio! ¿no?)– y ¡No al CGP! mezcladas con la concurrencia.

Entre los conocedores de las caras de los vecinos circulaba la pregunta: ¿cuántas de estas caretas para la ocasión veremos en el futuro de nuestra plaza cuando el rédito político no se pueda contar en las urnas?

 

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