Piedras y rosas

A veces el tiempo transcurrido solo aporta a la nostalgia. Otras, trae a la luz la experiencia, esa imprescindible materia a aprobar si no se quiere tropezar dos veces con la misma piedra. Por Mario Bellocchio

De hecho, a estar de lo vivido recientemente, no hay zapato que aguante, con los adoquines –casi amigos, de puro conocidos– que nos seguimos llevando por delante.

Para no viajar demasiado en el tiempo y remitirnos como comienzo de la revisión de cuentas a los oprobiosos años de la dictadura, nos hicieron digerir –con el ominoso ricino de la mazmorra– que “da lo mismo producir acero que caramelos” y a la generosidad de los presuntos “vasos derramados”. Y conste que solo hablamos de errores en época de horrores donde un desaparecido “no tenía entidad, no estaba ni muerto ni vivo, estaba desaparecido”.

Desde que volvió la democracia recibimos el “Nunca más”, el reverdecer de las instituciones enfrentadas a unas fuerzas armadas pretendiendo imponer condiciones. Tropezamos con “la casa en orden”, la sordera de los que “contestaron con el bolsillo” y la “hiper” desatada. La “entrega anticipada” y la aceptación del que “no nos iba a defraudar”. La inmovilidad del ojo del huracán con “un peso, un dólar” y la exacerbada imbecilidad del señor al que le parecía “lindo dar buenas noticias”, cuando eran las peores.

Vinieron épocas de coraje para remontar un barrilete mojado y deshecho.

Y así se llega a la nulidad de las “leyes de Obediencia Debida y Punto Final ” (2003). Se establece la “pensión y obra social para veteranos de Malvinas” (2004). Se instaura la “Moratoria previsional” y se “reestructura  la deuda externa” (2005) y al año siguiente “se cancela la deuda con el FMI” (2006). En 2008 “se reestatiza Aerolíneas Argentinas” y las “AFJP”, se sanciona la “Ley de movilidad jubilatoria” y se crea el “programa de repatriación de científicos” y la “Unasur”. Al año siguiente (2009) se pretende implementar la “Ley de medios audiovisuales” seriamente resistida por el grupo multimediático de Clarín y a la que logran podarle un articulado que los ponía en caja. El año sin embargo resulta fructífero para la creación de la “Televisión digital abierta” (TDA) y el programa de transmisiones por canal abierto del fútbol profesional “Fútbol para todos”, y se crea la “Asignación universal por hijo” (2009).

Un año más tarde, se sanciona la ley de “Matrimonio igualitario” y se crea el programa “Conectar igualdad”. Se incorporan a la televisión estatal el “Canal Encuentro”, “Paka Paka” e “INCAA TV” (2010).  En 2011 se aprueba la “Asignación Universal por Hijo” y surge el “Nuevo estatuto del peón rural”. 2012 será recordado como el año de la “reestatización de YPF”, la incorporación del programa “Pro.Cre.Ar.”, la “Ley de identidad de género” y el “Régimen laboral de empleadas domésticas”. En 2014 se incorpora el “Nuevo Código civil y comercial” y se produce un acontecimiento científico-técnico de gran envergadura, el lanzamiento y puesta en órbita del satélite de producción nacional ARSAT-1. El 30 de septiembre de 2015, un año después se coloca en órbita al ARSAT-2.

En apretada síntesis estas son las mejores rosas de un rosal que también tuvo sus espinas, a qué negarlo, esas a revisar para no reiterar el traspié de 2015.

Porque después vino el trienio de “repetición de la sopa”. Otra vez algunos compraron un “cambio” donde primó el odio por sobre la racionalidad. Otra vez las viejas “piedras”, lustradas a nuevo como para llevárselas por delante como si jamás las hubiéramos visto.

Otra vez “es el único camino posible”. Otra vez “el vaso que cuando derrame…”.

Otra vez la “credulidad” sobre las promesas: “No vamos a devaluar”. Y el dólar de 9,75 –9 de diciembre de 2015– trepó a los 40 pesos y lo mantienen en 38 con tasas flotando en la estratósfera.

“La inflación es la demostración de la incapacidad para gobernar”, declaró el actual presidente, y cerró el 2018 mordiendo el 48 por ciento.

En septiembre de 2015 apareció un spot televisivo en el que Macri sostenía que: “El Estado no tiene que quedarse con el fruto de tu trabajo”. “En mi gobierno los trabajadores no van a pagar Ganancias. Ese es mi compromiso”. En el informe anual 2018 al Congreso, el jefe de gabinete Marcos Peña aseveró que “la cantidad de argentinos que pagan el ‘impuesto a las Ganancias’ aumentó un 62,5% desde enero de 2016”, por lo que ya entonces afectaba a 1.939.994 asalariados, jubilados y pensionados.

Y ésto para sólo hablar de aquellas viejas piedras que, sin melancolía alguna, cada tanto nos volvemos a llevar por delante como si fueran nuevos obstáculos a superar inexorablemente, cuando en realidad son reprises de viejos trucos del sistema a los que les han cambiado el ropaje para conseguir el engaño.

Macri no se equivoca, ni es un inepto…, vino a hacer lo que está llevando a cabo con total eficacia. El objeto es el regreso a la esclavitud en los derechos laborales, el retorno de las AFJP al sistema previsional, la desindustrialización con el consiguiente desempleo, el abandono absoluto del Estado protector social con la desinversión en salud, previsión y educación. El endeudamiento sideral, el vuelco hacia el capital financiero.  Y  la lluvia de…, “desinversiones”.

De las rosas puede afirmarse que necesitan de un buen jardinero para que perduren. De las piedras baste decir que son las mismas, recicladas. Está en nosotros advertirlo y comenzar, de una vez por todas, a esquivarlas.

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