Los salesianos en la historia barrial II

Por Diego Ruiz

A partir del último cuarto del siglo XIX, cuando Almagro y Boedo comenzaban a urbanizarse, la orden salesiana cumplió en estos barrios nacientes una tarea social y educativa que aún continúa  y que, incluso, contribuiría a configurar la futura identidad de los mismos.

 

Los salesianos en Buenos Aires

La Basílica de San Carlos vista desde Quintino Bocayuva y Rivadavia c. 1900. 

A poco tiempo del arribo, el 30 de diciembre de 1875, Cagliero le escribía a Don Bosco: “Consideran nuestra llegada como una bendición de Dios así el Arzobispo como los párrocos, los jesuitas, los bayoneses, los lazaristas, los franciscanos, los dominicos, porque entre ellos no hay casi ningún italiano”. 5 Seguramente esta fue una razón poderosa para que el 20 de mayo de 1877 los padres Francisco Bodratto y Tadeo Remotti, por decisión del arzobispo Aneiros, se hicieran cargo de San Juan Evangelista –la primera parroquia gobernada por los salesianos en el mundo– en La Boca, una localidad poblada mayoritariamente por genoveses entre los que se contaban antiguos carbonarios, republicanos y garibaldinos, tan trabajada por las logias masónicas que era denominada “La Boca del Diablo” por las autoridades eclesiásticas. 6 Mientras tanto y desde su llegada, la Congregación había fundado el Hospicio de San Vicente (asilo de huérfanos) y el Colegio de Artes y Oficios Pío IX, destinado fundamentalmente a los internos, que se instalaron en 1877 en una antigua casa de Tacuarí y San Juan alquilada –contaría luego el padre José Vespignani– “a expensas de las Conferencias Vicentinas, y con la manutención a cargo de la divina Providencia, que nunca nos faltó”. Ambas instituciones eran dirigidas por el padre Bodratto, que ejercía en La Boca los fines de semana.

 

En 1878 la Sociedad Progresista de la Villa de San Carlos, descontenta con la atención que les brindaba la parroquia de Flores y parece que bastante endeudada, decidió ofrecer a los salesianos la iglesia de San Carlos y anexos: las deudas se pagarían con la cuarta parte de los ingresos de la misma iglesia siendo garante Martín Estebarena ante los acreedores. En marzo de dicho año se estableció como vicepárroco el padre Esteban Bourlot, quien desarrolló una actividad tan notable que el 8 de mayo el arzobispo Aneiros erigió a San Carlos como parroquia, independizándola de la de Flores y nombrándolo cura párroco. A los efectos civiles y electorales la parroquia fue dividida posteriormente en las circunscripciones Norte y Sud, estando la última delimitada por las actuales calles Rivadavia, Boedo, Garay, Asamblea y Emilio Mitre.

Debido a las dificultades del padre Bodratto para cumplir con sus múltiples obligaciones, se decidió un “enroque”: él se encargaría de San Carlos mientras el padre Bourlot haría lo propio en San Juan Evangelista. Esta decisión coincidió con la necesidad de mudar el asilo y la Escuela de Artes y Oficios de la calle Tacuarí, por lo que se decidió concentrar dichas instituciones en San Carlos. Las Conferencias Vicentinas aportaron doscientos mil pesos (¡de esa época!) para adquirir, a los mismos Estebarena, un terreno al norte, sobre la actual Don Bosco, y otro en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Yapeyú. 7  En este último se instalarán provisoriamente, ya en 1880, las hijas de María Auxiliadora que en 1883 se mudan a la manzana de enfrente, calle Yapeyú por medio, mediante una manda testamentaria por 500.000 pesos de Petronila Rodríguez. Simultáneamente, los bayoneses vendieron a los salesianos el Orfanato Francés (en Don Bosco 4050) en 60.000 pesos, donde comenzó la edificación del colegio. Así, en el mismo año 1878 en que se erigía la parroquia se trasladaban a la nueva sede los alumnos de Mater Misericordiae y de la escuela de Artes y Oficios de la calle Tacuarí, dando origen a la más que centenaria institución que originó, entre otros, al Instituto Salesiano de Artes Gráficas, pionero y maestro de la disciplina. A partir de entonces se agregarían en las cercanías nuevas fundaciones, cuya reseña excedería los límites de este trabajo, proceso que encontró su culminación el 24 de junio de 1901, cuando se puso la piedra fundamental del nuevo templo, la “Basílica de María Auxiliadora y San Carlos Borromeo” en Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuba que es una joya de estilo románico lombardo, obra del arquitecto salesiano Ernesto Vespignani.

 

El Oratorio San Antonio de Padua y el padre Massa

El oratorio de San Antonio de la calle México, en 1925.

Una de esas fundaciones salesianas, si bien ubicada –según la nomenclatura actual– en Almagro, tuvo una decisiva importancia en la constitución de la identidad de Boedo: el Oratorio y Colegio de San Antonio de Padua, de México 4044–50. Su historia comienza en 1892, cuando la vecina Ramona S. Candelaria dona a la congregación un terreno sobre Independencia, entre las hoy Treinta y Tres Orientales y Quintino Bocayuba. Inicialmente utilizado como quinta para abastecer a los alumnos del Colegio, el predio se fue agrandando mediante la compra de tres terrenos, uno sobre México a la misma Ramona Candelaria, otro sobre Independencia a Carolina Ghiaizano y el restante a D. P. Roux y D. F. Lagomarsino, totalizando una superficie de 114 metros de fondo entre Independencia y México, con 42 metros de frente sobre la primera y 56 metros sobre la segunda calle. 8 En 1904 la Congregación resuelve erigir en el predio un Oratorio, bajo la advocación de San Antonio de Padua, encargándose la atención del mismo al padre Luis Vaula, quien comenzó durante su gestión los trabajos de la Capilla.

(N. de la R.: Como diría Diego: el cronista callejero en el próximo callejeo se ocupará de “el cura Lorenzo Massa y San Lorenzo” y la probable relación entre “Ceferino, Gardel y el padre Massa”)

 

  1. Citado en Cayetano Bruno, Historia de la Iglesia en la Argentina, volumen XI, p. 425 y siguientes.
  2. Sin embargo, también eran numerosos los fieles católicos como el genovés Agustín Pedemonte, que donó los terrenos en Bernal donde se erigiría el templo de Nuestra Señora de la Guardia y los noviciados masculino y femenino, éste a cargo de las Hijas de María Auxiliadora.
  3. Las Conferencias Vicentinas, que ya hemos nombrado, son la forma organizativa de la Sociedad de San Vicente de Paul, entidad dedicada a la caridad fundada en París en 1833. La primera Conferencia en Argentina fue fundada el 24 de abril de 1859. Si bien se trata de una organización de laicos, está vinculada a la Congregación de la Misión (lazaristas o vicentinos) y a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.
  4. Omar Granelli: Almagro en sus calles, p. 308 y siguientes. Esta importante obra ofrece una reseña detallada de todas las instituciones y fundaciones religiosas –tanto católicas como de otras confesiones– asentadas en dicho barrio.

 

 

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