Lo que se cifra en el nombre…

Anoche, jueves 20, se reunieron informalmente en la Sede Comunal 5 algunos representantes de instituciones zonales convocados por la Junta Comunal con la finalidad de acordar la metodología para elegir el nombre de la Comuna 5, como disponen las leyes vigentes.

Se nos informó que no hay un plazo de vencimiento para el cometido, de manera que podemos plantear un paso a paso que garantice la transparencia. La elección efectiva, en tal caso, formará parte de los actos eleccionarios porteños de 2017 o 2019, con la aprobación o desaprobación de un nombre que resultará seleccionado entre las propuestas que extiendan las entidades barriales.

Hace casi dos años –en las elecciones del 5 de julio de 2015– los electores que residen en la Comuna 9 votaron en forma mayoritaria, al participar en una consulta no obligatoria, que su Comuna pase a denominarse “Lisandro de la Torre”.

De esta manera, 62.246 vecinos de los barrios de Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda se inclinaron por cambiar el nombre de la Comuna 9 por Lisandro de la Torre. El 79,80 por ciento de los votantes se inclinaron por la afirmativa, mientras que un 20, 19 por ciento –un total de 15.750– lo hizo por el no y 26.885 personas optaron por no participar de la decisión.

La metodología a utilizarse en nuestra Comuna, según expresan los juntistas, será de la mayor transparencia posible y es el tema que estará en discusión en las próximas reuniones a concretarse en el mismo ámbito a la brevedad.

En principio se planteó la libertad metodológica con que cada institución seleccione el nombre a aportar. Y se dejó en claro al efecto, que va a tenerse en cuenta la pertenencia a la actividad social, cultural y/o deportiva a los barrios de Boedo y Almagro de las instituciones con derecho a aportar el nombre elegido por las mismas.

 

Borgeana

Henos aquí en la sala comunal, vecinos al ágora de Boedo, tratando de nominar a la numerada Comuna cinco. Acordando la opinión de los dos barrios y bautizarla.

Quién sabe por qué razón / Me anda buscando ese nombre…

Para que el sobrenombre no gane la partida y la identidad barrial perdure, don Jorge Luis. Porque convengamos que de Caseros a Rivadavia es una cosa y de Rivadavia al norte, otra. Y si hay que votar opciones los de Almagro nos triplican en habitantes. Así que…

… la ciudad, ahora, es como un plano / de mis humillaciones y fracasos…

¿Que no es para tanto? Al fin y al cabo las primeras sensateces vienen de la Junta vecina, los cosos de al lao…

En una noche lejana / Que alguien dejó caer el nombre…

…de Almagro y Boedo, que se llame como se llaman los barrios y comunalmente abonemos la convivencia en estos tiempos de riego de grietas. Parafraseando al Carbuña Monti que prepeó la identidad cuando se bautizó a San Lorenzo como “de Almagro”, quisiera… ¡qué quisiera, quiero! que no se pierda el “de Boedo”…

Señores, yo estoy cantando / Lo que se cifra en el nombre.

Y en esta ciudad de “comunes” números dejar de pie un precedente: sostener el sentido de pertenencia que nos da identidad barrial. Dentro de la gran urbe, somos de Boedo. Pertenecemos y amamos al barrio. Sin olvidar que a la ciudad…

…no nos une el amor sino el espanto; / será por eso que la quiero tanto.

Mario Bellocchio

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