La indigestión de Macri

En su retorno a las “cenas” Mirtha Legrand le planteó al Presidente su disgusto por cómo van las cosas en el País

En la cena de anoche, sábado 18, Mirtha se plantó como anfitriona y prefirió considerar la Quinta de Olivos como una locación donde compartió la mesa de la cena con el Presidente de la Nación y su esposa. Después de haberse despachado recientemente declarando que ella contribuyó en gran medida a que Macri fuera presidente, parece haberse sentido con autoridad para corregirle el cuaderno con marcador rojo y dejarlo sin recreo.

No vamos aquí a redimir a la diva y sus remilgos y ñoñerías de distinto calibre. Un par de números –el rating y sus años– le dan carné para decir lo que se le dé la gana, incluido contradecirse, como frecuentemente lo hace. Anoche, de no mediar los límites sociales dio la sensación de que la abuela Mirtha vino a retar al nene que está haciéndose el canchero en el sillón de Rivadavia.

Suena demasiado conspirativo imaginar que todo está armado para darle la posibilidad al presidente de explayarse sobre determinados temas en un programa de alta audiencia. Sobre todo porque quedó bastante mal parado en más de una oportunidad.

Como para romper el cubito la conductora les preguntó por sendos libros biográficos –sobre el presidente y la primera dama– que están en circulación (Macri confidencial, de Ignacio Zuleta y Juliana, de Franco Lindner). Aunque ambos negaron haberlos leído, Awada, seguramente informada por alguna amistad cercana, confesó: “La mitad de las cosas de ese libro no son ciertas”.

Los carriles del diálogo no fueron amarretes. La “Chiqui” no se privó de nada, hasta indagó sobre un rumor internacional: –”¿Es cierto que Felipe González te preguntó cuándo iban a meter presa a Cristina?”.

En los últimos días había circulado la versión de que el ex presidente español le comentó a Macri su parecer de que era una condición imprescindible esa acción para lograr confianza internacional. Como era de esperar, Macri negó rotundamente la especie.

“¿Te gustaría hablar con Cristina?” –arrojó Mirtha, ya que la había nombrado.

“No, la verdad que no –le confesó Macri– Habla sola… Se cree dueña de la verdad”. “En la última discusión no hubo manera, no pude ponerme de acuerdo ni en la transferencia de atributos”. “Ella  tiene una visión de la realidad totalmente distinta, no tiene ningún tipo de compromiso con la verdad”.

Pero la andanada no se detuvo ahí: “La gente habla de crisis y de tirar abajo tu gobierno, ¿te preocupa?”. “¿Qué, no estamos en crisis?”. “Mauricio, no les alcanza el sueldo para vivir”. “La gente está muy quejosa. ¿Sabés cuándo creo que empezó el descreimiento? Con las primeras facturas de la luz” –señaló la diva para redondear.

Macri, visiblemente abrumado, recurrió una vez más a “la pesada herencia”: –”Estábamos a una materia de Venezuela, nos íbamos al apagón general”.

“Ustedes no ven la realidad”, soltó, agria, la conductora, recordándole, de paso, que había prometido “pobreza cero”, mientras que en los primeros nueve meses de su gobierno “hay un millón y pico de pobres más”.

Macri eligió la tangente retórica-eufémica: “Pobreza cero significa un objetivo, espero ser evaluado en estos 4 años por si logré o no bajar la pobreza. Y ya está bajando”, completó sin disimular su molestia por el acoso. Y agregó remedando a Cavallo contestándole a Norma Plá: “Yo sé lo que pasa en nuestro país y lo sufro”.

En otro momento patético de la entrevista no titubeó en afirmar que “Estamos generando empleo” para restarle dramatismo a la convocatoria de la CGT a un paro general.

“¿Cuánto es el mínimo hoy en día de los jubilados?”, preguntó Mirtha espontáneamente en defensa de los reclamos de la clase pasiva. El presidente no se animó a reincidir en “esa te la debo” y largó al boleo: “9 mil y pico”. ¡“6 mil”!, le soplaron en off. Macri optó por mantenerse en su error: “No, 9 mil”.

“¿Qué se hace con los piquetes?” –consultó Mirtha recordando que esta semana demoró 50 minutos en hacer una cuadra cuando se dirigía a declarar en la causa del robo de joyas.

“Lo que vivimos en los últimos 15 días ya es inaceptable –replicó el presidente–, es un desborde. Es una sensación de que hay un montón de gente que no quiere que las cosas avancen” y paralelamente subrayaba –“Queda claro que hay que encontrarle un equilibrio a la situación”. “Horacio (Rodríguez Larreta) lo va a poder hacer”.

¿Los docentes?… “Hace más de diez años que hacen paros,” –imprescindible rebobinado añoso que involucra al Gobierno anterior en el origen de los problemas de la Educación– “no hacen autocrítica, estos señores –refiriéndose a Baradel y Cía.– se creen los dueños de la educación pública, no puede ser que tengan de rehenes a los chicos”, subrayó Macri antes de rubricar sus palabras con una observación sobre la Educación pública y sus problemas: “No me dejan dormir”.

Por lo que se advierte en sus decisiones de Gobierno parece que el insomnio se debe más al barullo de las protestas que a una auténtica preocupación por la solución del conflicto.

 

 

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