La destitución de Dilma Rousseff

De nada valió la denuncia de Dilma como golpe de Estado. La oposición consiguió, en Brasil, 61 votos para consumar la destitución.

Del total de 81 senadores, sólo 20 se opusieron al derrocamiento “legal” de la presidenta llevada a juicio político acusada de cometer irregularidades al emplear transferencia de recursos frente al déficit fiscal, una práctica habitual en gestiones anteriores.

Rousseff ya estaba suspendida del cargo desde el 12 de mayo por decisión de la Cámara de Diputados, que votó el inicio del proceso. Ahora, el Senado puso fin a su mandato luego de cinco años y medios en el cargo, con una reelección en 2014 en la que obtuvo 54 millones de votos.

Durante su defensa realizada el lunes, la –ahora– ex presidenta brasileña denunció un golpe de Estado, impulsado por el PMDB de Michel Temer, ex vicepresidente aliado, quien asumirá esta misma tarde para partir como jefe de Estado hacia la cumbre del G-20 en China.

El proceso de impeachment, enmarcado en varios escándalos de corrupción que salpican prácticamente a toda la clase política brasileña, dañó en los últimos meses la imagen internacional de Brasil, castigado desde tiempo por una dura crisis económica. El voto destituyente cierra una sangría política que desde hace nueve meses mantuvo en vilo a la mayor economía de América Latina, en vías a su peor pérdida de riqueza en 80 años. “Este proceso es una farsa, farsa, farsa”, disparó el senador Linderbergh Farias, del PT. “¡Canallas, canallas, canallas!”, señaló en un encendido discurso.

 

Venezuela, Bolivia y Ecuador retiran a sus embajadores de Brasil. Tras la destitución de Dilma Rousseff, Rafael Correa criticó duramente la decisión adoptada por el Senado brasileño. Evo Morales ya había adelantado las medidas a tomar en caso de impeachment.

El presidente ecuatoriano manifestó que: “Destituyeron a Dilma. Una apología al abuso y la traición. Retiraremos nuestro encargado de la embajada. Jamás cohonestaremos estas prácticas, que nos recuerdan las horas más obscuras de nuestra América. Toda nuestra solidaridad con la compañera Dilma, con Lula, y con todo el pueblo brasileño. ¡Hasta la victoria siempre!”

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