Gringo viejo:

Marcelo Alfredo Gil. Las repercusiones de un conflicto “familiar”

 

Es llamativo, por no ser habitual para un porteño, ver a tanto autodenominado “ruralista” manifestar “soy el campo y madrugo con el sol, trabajo y no paro hasta que se pone”, –que, dicho sea de paso, debería tener la piel curtida con ese bronceado del sol abrasador que además la agrieta y envejece más rápido–, sin embargo se muestran pálidos como la noche, ausentes de ideas y argumentos mientras dejan aflorar su ideología ramplona, machista, agresi

va y agresora, en la que la propiedad privada es su Dios, su Norte y su militancia.

Si nos corremos un poco al centro del país en verdad nos corremos a la derecha del país. “Tres banderas” asoma por el cielo de las pampas y serranías, la propiedad privada, una profunda devoción por la liturgia católica insolidaria y violenta y el odio a lo que lograron imponer como límite  ideológico intolerable, lo que ellos denominan el kirchnerismo o los kirchneristas. Supongo que es un hecho tan maldito como los peronistas pero no lo mismo, vendría a ser como un comunismo feminista, abortero, pro homosexualismo y pagano, expropiador y vulnerador de los valores occidentales y cristianos, propio para que  los llamados negros de mierda, vagos consuetudinarios y sin derecho a desarrollar sus pobres patéticas vidas, se sigan drogando y rascando las partes mientras ellos: ¡La Patria Misma! trabajan –a veces evaden, lavan, fugan, trafican, enajenan bienes públicos, forman siempre parte de las dictaduras, etc., pero son detalles–, ¡qué difícil será nadar contra la corriente, contra quienes no quieren entender cómo “son las cosas”! y entonces se les eriza el lomo y ya no queda otra que dejar de disimular y blanquear que no creen un carajo en las elecciones, que no les importa la política si ellos no gobiernan, que no es justicia la que no les falla a favor, que no es Congreso el que vota leyes por más derechos y…, se ponen otra vez más al borde de iniciar la violencia explícita. Y hacer lo que haga falta para que el Tío Tom vuelva y les agradezca por ser buenos amos, poner los vagones de segunda clase para no mezclarse con la chusma, poner “en su lugar” a las mujeres y poner “en su lugar a Dios” si cuadra. Esta gringada, filial local del KKK, (¡por favor, “cuantas k juntas”!) se está expresando violenta, fanática y totalitariamente…

¡Y a no joder que nos joden…!, un poco más de lo que nos joden siempre.

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