El polémico Código urbanístico

Hoy miércoles 7 de noviembre, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, se llevará a cabo la cuarta y última jornada  de la Audiencia Pública donde se discute el proyecto de Código Urbanístico que regula el tipo de ciudad en que viviremos los porteños en los años futuros.

Casi 500 oradores: vecinas/os, arquitectas/os, comerciantes, asociaciones civiles y demás se manifestaron en estas largas jornadas de debate. Fueron significativamente mayoritarias las quejas, objeciones, pedidos de inconstitucionalidad y hasta el contundente pedido de retirar y archivar éste, que se volvió, polémico proyecto.

Llovieron las denuncias desde las 15 comunas. Cada barrio planteó sus diferencias previamente discutidas –en algunos casos en los Consejos Consultivos Comunales, en otros en asambleas vecinales-.
Teniendo en cuenta que es un proyecto que afecta a la totalidad de las/los habitantes porteñas/os, se cuestionó severamente la metodología de difusión, consulta y participación que deliberadamente ignoró los mecanismos previstos por la Constitución de la Ciudad excluyendo a las Juntas Comunales.
Fue fuerte la denuncia que involucra al Gobierno de la Ciudad con las/los emprendedoras/res inmobiliarios a quienes se sindica, no solo de ser los co-redactores del proyecto sino, más aún, de ser los principales beneficiarios de un multimillonario negocio.  El proyecto aumenta considerablemente el volumen constructivo haciéndolo funcional a la explícita intención de duplicar la cantidad de habitantes, llevando los 3 millones actuales a 6 millones. Les denunciantes manifiestan que este es un despropósito en una ciudad ya colapsada en los servicios.

Otra denuncia que se hizo oir fuerte fue el indiscriminado avance del cemento sobre los insuficientes espacios verdes que posee la Ciudad. La gentrificación, el estrago del patrimonio cultural, la destrucción de las identidades barriales, la falta de un plan urbano ambiental actualizado y por sobre todas las cosas el evidente desgano de consensuar fueron entre muchos más los reclamos sobresalientes.

A pesar del día y el  horario laboral, las 15 comunas hoy nos hacemos presentes en la legislatura de la Ciudad para manifestarnos y exigir al ejecutivo que retire este proyecto de Código Urbanístico y se disponga a discutirlo oyendo la voz de las/los afectadas/os en las 15 Comunas de la CABA.

 SOS Caballito:       soscaballito@gmail.com

 

¿QUÉ ES LO QUE PROPONE EL NUEVO CÓDIGO URBANÍSTICO?
El Código Urbanístico que ha tenido sanción en primera lectura*: 

 

  • Está pensado por y para los desarrolladores inmobiliarios.
  • Su regulación se concentra específicamente en la capacidad constructiva de las parcelas y su uso. 
  • Tiene como finalidad principal aumentar la capacidad constructiva en forma genérica en toda la ciudad, sin ni siquiera haber estimado o hecho público la estimación de cuál es el aumento del volumen edilicio que se induce incorporar a la ciudad y sus efectos en relación a las condiciones ambientales y la infraestructura de servicios públicos. Hasta el momento, la capacidad constructiva de las parcelas estaban reguladas por tres indicadores, el FOS (establecía la superficie construible de la parcela) y el FOT (establecía los m2 construibles en función de las dimensiones del terreno) y las alturas máximas en relación al ancho de calles. Al eliminar el FOS y el FOT se está eliminando, entonces, dos elementos restrictivos a la capacidad constructiva y esto conlleva al aumento de la capacidad constructiva en forma universal en toda la ciudad aún cuando en algunas zonas se mantenga en este Código urbanístico la misma altura máxima para construir que la establecida en el actual Código de Planeamiento Urbano. En muchos barrios, no se podría llegar a la altura máxima en la nueva construcción porque el FOT (m2) lo impedía. Sólo queda el límite de las alturas máximas según zonas determinadas por las vías de circulación, y que van desde planta baja y dos pisos (9 metros) hasta planta baja más 12 pisos y dos retiros (45 metros).
  • No otorga ninguna respuesta a las actuales deficiencias y necesidades poblacionalesen términos de infraestructura de servicios públicos, de espacios verdes, de transporte y de equipamientos básicos de salud y educación. Tampoco da respuestas sobre cómo equilibrarán estas demandas que se incrementarán conforme al aumento de la densificación poblacional como consecuencia del aumento de las edificaciones. De las 900 páginas del Código Urbanístico sólo se destina un párrafo a la cuestión de los servicios públicos domiciliariosestableciendo un mecanismo de prefactibilidad por parte de las empresas concesionarias. Este mecanismo fue establecido en el año 2006 en el actual Código de Planeamiento luego del colapso de los servicios públicos causado por la modificación del año 2000 y no ha sido muy útil para solucionar el problema en estos diez años que ha tenido vigencia.
  • Elige incorporar como criterio morfológico la homogeneización de los perfiles irregulares de las manzanas, y eliminar las medianeras blancas (sin impronta de fachada) a través de normas de excepción como el Completamiento de Tejido o Enrase.
  • Persigue la renovación inmobiliaria con un incremento de la capacidad constructiva de las parcelas, que a mediano plazo, impactará en aumento de la valuación impositiva en función de los intereses del mercado, y que redundará en una aceleración del proceso de renovación edilicia. Persigue, además, allanar este camino de la renovación en desmedro de la protección de las edificaciones existentes. Esto si se reconoce que gran parte de los edificios con edades mayores a cincuenta años tienen problemas de mantenimiento graves, cuya solución resulta insustentable en este contexto económico.
  • Bajo el precepto de la creación a futuro de una ciudad policéntrica persigue indiscriminadamente la mixtura de usos que implica la sectorización de la ciudad en zonas autosuficientes en términos de equipamientos culturales, comerciales, educativos, de servicios, de oferta laboral (que se encubren con la política de distritos), y de salud, sin considerar el impacto que la densificación edilicia y poblacional que se persigue podrá causar y el impacto que la convivencia de lo habitacional con otros usos predominantes puede acarrear. En el Código Urbanístico no se establece mecanismos para evitar la sobresaturación de nuevos usos habilitados en lugares residenciales (no es lo mismo que se instale un bar en una cuadra a que esta se llene por completo de locales gastronómicos) ni tampoco mecanismos para compatibilizar la expansión de nuevos usos con los actuales en una etapa de transición.
  • No garantiza la protección de las propias identidades de los barrios, sectores y manzanas que desde el Plan Urbano Ambiental expresamente fomentaba con la debida atención proteger y potenciar.
  • Está orientado a promover un blanqueo de las ilegalidades e irregularidades inmobiliarias generadas a partir de los permisos de obra y habilitaciones que han sido otorgados no respetando el actual Código de Planeamiento, o a partir de la ausencia de control del estado. Este blanqueo es gratuito. Los que no respetaron las leyes no pagarán absolutamente nada para que la Legislatura subsane sus ilegalidades.
  • No establece compromisos concretos que garanticen efectivamente el proceso de integración socio-urbana de las villas. No se establecen pisos mínimos de derechos que orienten las intervenciones y se han eliminado los plazos para la ejecución de los proyectos de re-urbanización que tenía el actual Código de Planeamiento. Una autoindulgencia del gobierno que para no seguir incumpliendo normas de más de 30 años directamente ha decidido eliminarlas.
  • El criterio morfológico y las alturas autorizadas está fundado en una política de transporte que está totalmente frenada y que no se sabe si se ejecutará a futuro como es el RER Red de Expresos Regionales.
  • No establece un sistema de captación de la plusvalía urbana generada por la intervención del estado, el cambio normativo o el crecimiento propio de la ciudad por el esfuerzo colectivo. El supuesto proyecto de ley de captación de plusvalía que será tratado a futuro, posiblemente otra promesa incumplida, sólo tendrá por objeto el aumento del valor de los inmuebles generados por este Código urbanístico, es decir, será una ley que tratará una situación específica de cambio normativo pero no será una ley general de captación de plusvalía.
  • No generará que disminuya el precio de las viviendas. Este Código deja absoluta libertad al tipo de viviendas a construir que en los últimos años aproximadamente la mitad han sido viviendas suntuosas. Tampoco establece la exigencia que las construcciones deban tener un uso real y concreto, lo que ha generado que el 10 por ciento de las viviendas de la ciudad se encuentren ociosas.
  • Afirma que promueve un Compromiso Ambiental pero sobre criterios de políticas globales sobre el ambiente y que no se basan en un diagnóstico específico de los problemas ambientales que vienen aquejando a la ciudad y una propuesta de remediación. Se carece también de un Código Ambiental en donde se evalúen los procedimientos más adecuados a los problemas ambientales que oficie como marco tanto del Código Urbanístico, como del Código de Edificación tal como está dispuesto en el Plan Urbano Ambiental. Esto no condice con el aumento de la capacidad constructiva de las edificaciones, el aumento de la densidad edilicia de los barrios, la falta de espacios verdes absorbentes, la constante cementización de la ciudad, y con la consecuente pérdida de terreno absorbente para la prevención del riesgo hídrico. Los techos verdes serán computados como espacios verdes y no cumplen la función de terreno absorbente..

Es un código abstracto porque persigue en términos morfológicos la unificación de los perfiles en altura, sin tener en cuenta las propias especificidades de las zonas que atraviesa, ni la situación real de las manzanas que serán impactadas. Duplica la posibilidad de aplicar la excepción deEnrase o Completamiento de Tejido que conllevará la destrucción de la morfología que se pretende instalar con el Código, e impide una real proyección del horizonte poblacional que tendrá una zona. Por lo tanto, no respeta las características particulares que dan identidad a las manzanas, zonas, barrios y comunas de la ciudad tal como se dispone en el Plan Urbano Ambiental.

En la introducción del documento que acompañó la versión del Código Urbanístico que se está debatiendo, se explicita el presupuesto del que se parte para su formulación:

La morfología, o estudio de las formas, permite conocer los criterios que la forma, las modificaciones y las transformaciones que experimenta o puede experimentar una pieza. Esta pieza puede analizarse a diversas escalas: puede ser una ciudad (y por eso se habla de morfología urbana), un barrio, una manzana, un alineamiento o un edificio (en este caso, la morfología edilicia).[6]

La ciudad no es una pieza morfológica abstracta, y si bien es posible leer a partir de las estructuras materiales, el devenir de los procesos sociales, políticos y económicos con los que se relacionan, la opción de formulación de este código desde lo morfológico resulta de un debate disciplinar academicista de una concepción urbanística de siglo diecinueve en torno a la configuración de vías que produjo intervenciones como la Avenida de Mayo y las Diagonales, que conectaban como vías monumentales sitios de relevancia urbana.

Pretender operar desde la estética de los perfiles de las ciudades, con el propósito de densificar la ciudad según parámetros externos que se introducen como el aumento de la población a 6.000.000 de habitantes, implica fundamentalmente desoír los propios procesos de crecimiento urbano y demográfico de la ciudad. El boom inmobiliario se debió, y se debe, en parte, a las operatorias de blanqueos de capitales y ha producido un excedente de viviendas ociosas mayoritariamente destinadas a los sectores y grupos sociales con mayores ingresos, que no solucionan el déficit habitacional respecto de la población con menos recursos que el Plan Urbano Ambiental, particularmente señalaba atender.

El Plan Urbano Ambiental dispone que el Código Urbanístico legisle sobre los espacios públicos y privados y las edificaciones que en ellos se desarrollen, considerando las dimensiones ambientales, morfológicas y funcionales de la ciudad en general y las particularidades de las zonas, barrios y sectores. Este código se focaliza solo en las edificaciones y desde la morfología.

Como señala Manuel Castells en La Cuestión Urbana [7] toda forma de la materia tiene una historia, o, mejor dicho, no es más que historia. Para intervenir en esta historia, primero hay que analizarla, para descubrir sus leyes de estructuración. El estudio de la historia del desarrollo urbano de una ciudad es la manera más indicada para poder aprehenderla y poder discernir cuáles son los conflictos sociales, políticos, económicos y culturales que se deberían remediar. La forma sería un esqueleto de la dramatización social de todo lo atinente a la ciudad, que en este Código Urbanístico se está dejando de lado, porque opera de manera abstracta y para beneficio de los pocos privilegiados.

Existen los medios tecnológicos y los recursos para elaborar los instrumentos técnicos de desarrollo urbano (Plan Urbano Ambiental, Modelo Territorial, y Códigos Urbanístico, de Edificación, Ambiental, y de Habilitaciones y Verificaciones), de manera articulada, precisa por manzana, y sobre la base de diagnósticos exhaustivos, que tengan especial atención a la historia de la ciudad y a las necesidades de todos los habitantes, y de todos los sectores, zonas, barrios y Comunas con sus particularidades. En la formulación de este Código Urbanístico, lo único que se evidencia es la falta de voluntad política para atender a estas cuestiones esenciales de las que se tendría que haber partido.

(*)  Parte del informe de Jonatan Baldiviezo[1] y Sandra Inés Sánchez[2][3]

[1] Presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad.

[2] Doctora de la Universidad de Buenos Aires, Arquitecta, Investigadora del CONICET, profesora e investigadora en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.

[3] Este informe ha sido desarrollado en el marco del Proyecto UBACyT Derecho y justicia en las problemáticas habitacionales: el rol de las instituciones y las organizaciones sociales, con sede en el Instituto Superior de Urbanismo, Territorio y el Ambiente; Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (Co-director: Rodrigo Amuchástegui)- Programación Científica 2016-2019 (1/1/2016-31/12/2017).

[6]Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte, Subsecretaría de Planeamiento. s/f. Código Urbanístico. Lineamientos metodológicos para su implementación, Buenos Aires: Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10.

[7]Esta es la frase con la que comienza su libro (Manuel Castells. 1972. La cuestión urbana. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 14).

 

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