Dario Lopérfido: “No hubo 30.000 desaparecidos”

Por Pablo Bellocchio |

Las polémicas declaraciones de Dario Lopérfido, en el marco de un encuentro conducido por Luis Majul, causaron indignación en organismos de derechos humanos y en la mayor parte de la sociedad. Una pequeña minoría festeja por lo bajo e intenta reinstalar una discusión abominable.
Loperfido junto al titular del INCAA, Alejandro Cacetta y el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.
Lopérfido junto al titular del INCAA, Alejandro Cacetta y el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.

En el marco de las charlas de verano que organiza Margen del mundo, el espacio itinerante que dirige Luis Majul y que esta temporada brinda conversaciones en la ciudad costera de Pinamar, Dario Lopérfido, se despachó con una serie de frases repugnantes. El Ministro de Cultura –dios nos salve– de la CABA declaró que “En la Argentina no hubo 30.000 desaparecidos”. “Fue una mentira que se construyó en una mesa para obtener subsidios”, agregó tartamudeando.

Este tipo de dinosauriofrases se pueden escuchar de vez en cuando en algún bar de mala muerte, dichas por algún viejo vetusto, con resabios de añoranza por la mano dura de Videla y compañía. Como mucho, las recita algún coqueto grupo de señoras bien, que le agregan té a su veneno diario en algún living paquete de San Isidro. Pero no mucho más. Aún así, si bien estos personajes existen, tienen al menos el decoro de decir semejantes barrabasadas en voz baja.

Los tiempos, al parecer, cambian.

Un día después de la escueta victoria de Mauricio Macri en las elecciones, La Nación publicaba un editorial sin firma que titulaba “No más venganza” (Ver: Los verdugos de “La Nación”)   en el que subtitulaba: “La elección de un nuevo gobierno es un momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70”. Los trabajadores del diario hicieron un comunicado en el que tomaban distancia del editorial y lo repudiaban pero el texto ya estaba impreso y anunciaba, con letra de molde, lo que estaba por venir.

Evidentemente el triunfo macrista en las elecciones del 22 de noviembre de 2015 alzó la voz de los que apuntan que “no fueron treinta mil”. Tal es así, que un funcionario público oficialista –¿El también habrá salido de un living de San Isidro?– dice la frase textualmente sin siquiera sonrojarse.  Pareciera que la revolución de la alegría, no trae sólo globos y desocupados sino también una clara ideología. Una clara y rancia ideología. Se me hace curioso entonces, que el Ministro de Economía de la Nación hable de “terminar con la militancia en el Estado”. ¿Estas declaraciones de Lopérfido no son las de un fiel militante del conservadurismo dictatorial de la junta militar? Estate atento Prat Gay. Hay un “grasa” en el Ministerio de Cultura porteño.

En el interin, ya salió Estela de Carlotto, con su paciencia infinita, a contestarle al “grasita” Lopérfido: “El número no se decidió en una mesa chica; manejamos esa cifra porque los propios depredadores casi la llevaron a 45 mil. Ellos mismos anunciaron que entre muertos y desaparecidos había ese número” dijo la Titular de Abuelas de Plaza de Mayo. “Que él (Por Lopérfido) nos dé la lista de quiénes son los desaparecidos, entonces” agregó Estela, sin violentarse ante las ofensivas declaraciones del Ministro.

En esta eterna pelea, que por momentos por ser tan inequívoca pareciera saldada, uno se pregunta muchas obviedades:

¿Hace falta aclarar que no importa el número de desaparecidos cuando se trata de personas que perdieron la vida?

¿Hace falta explicarle a estos amorales, que mientras ellos hablan de un número –que a todas luces es indiscutible– tergiversan una discusión infinitamente más trascendental y escupen la memoria de miles de personas que fueron torturadas, hacinadas, denigradas y asesinadas por defender aquello en lo que creían?

¿Hace falta hacerles entender  una vez más a estos apócrifos consumidores de sushi, que el Estado argentino gobernando de facto asesinó a sus propios ciudadanos y esto es doblemente grave porque el Estado debería estar para protegerlos?

¿Hace falta explicar que precisamente por esto también es necesario seguir recordando lo que pasó…, para que NUNCA MÁS se repita?

¿Hace falta?

Evidentemente sí. Hace falta.

 

Audio: declaraciones de Lopérfido.

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