Centros Culturales fajados

Las fajas de clausura del Gobierno de la Ciudad: una epidemia alarmante

Mientras la “ley de centros culturales” aún aguarda su publicación en el Boletín Oficial para entrar en vigencia, los activos muchachos de la AGC (Agencia Gubernamental de Control) siguen aplicando las ordenanzas taxativamente.

Se ignora si para ponerse a cubierto mientras se conmemora el décimo aniversario de Cromañón, o simplemente porque su capacidad cerebral no les da para proponer a los dolores de cabeza otra solución que la guillotina. Lo cierto es que las clausuras ya exceden la categoría “perejiles” para abordar la de “caiga quien caiga” esta semana le tocó al “Centro Cultural Konek”en plena inauguración. La alarma se produce, denuncian, porque los recusados no reciben la necesaria celeridad de rehabilitación y los alquileres, gastos y desgastes de producción no detienen sus relojes ante las fajas de clausura. Hoy, en la sección Espectáculos de “Tiempo Argentino” apareció el artículo titulado “Clausuras en serie: músicos y público,  los rehenes del caso”. “El gobierno accionó, entre otros sitios, sobre el Salón Pueyrredón y el Makena donde, curiosamente,  organiza el ciclo Bandas x los Barrios” (M. B.).

Bajo una foto del Conex epigrafiada: “Apertura frustrada – Ciudad Cultural Konex sufrió el cierre el día de la apertura del Parador de Verano. Un abismo entre la prevención y el control y la arbitrariedad”, pudo leerse el texto que reproducimos:

 

Ni el nuevo romance de la nueva vedette. Ni el nuevo escándalo de una conocida celebridad. La historia de la semana relacionada con el espectáculo nacional no tiene que ver con cuerpos deseados, tramas que buscan ocultarse o vaivenes sentimentales que dan vergüenza ajena sino con la intempestiva política de clausuras a boliches, centros culturales y espacios de música en vivo que implementó el gobierno de la Ciudad (más específicamente desde la Agencia Gubernamental de Control, AGC) y que dejó muchas dudas y quejas por doquier, además artistas y público sin uno de sus bienes más preciados: la música en vivo.

“Ola de clausuras”, titularon la mayoría de los diarios a la hora de describir la verdadera “operación relámpago” que hizo bajar la persiana de reconocidos boliches rockeros como Makena (ubicado en Palermo Hollywood) y el Salón Pueyrredón (la zona de Pacífico de Palermo) así como espacios de magnitudes mayores que hasta ahora no habían sido impugnados por los agentes como la Ciudad Cultural Konex, justo en el día de inauguración de su programación de verano. La clausura del Konex afectó las actuaciones de Poncho, Banda de Turistas, Barco, Callate Mark y Boomerang, mientras que el cierre temporal de Makena impidió los recitales de Blues Motel, Sombrero y las Holy Cows.

“Les queremos avisar con mucha tristeza que probablemente no podamos presentarnos en Makena debido a la guerra que declaró el impresentable Mauricio Macri contra todo establecimiento que se digne a promover una propuesta cultural no comercial. Citamos a las Holy Cows y coincidimos: hace diez años que tocamos en distintas bandas y nunca fue tan difícil conseguir lugares para tocar ni fue tanta la persecución a centros culturales y bares. Quizás la única que quede sea sentarse a esperar a ver cómo los centros culturales se convierten en Starbucks y rogar que los habiliten para tocar”, expresaron con humor su indignación vía Facebook los integrantes de Sombrero.

Y palabras parecidas se escucharon (y leyeron) por parte de infinidad de bandas y solistas que desde hace años (y particularmente desde la tragedia de Cromañón para acá) dificultó muchísimo la realización de eventos under y la habilitación de lugares no masivos para tocar. ¿Cuáles fueron los argumentos de los agentes de la Ciudad? Distintos para cada caso: falta de un plan de evacuación en el caso del Konex; desarrollo de recitales en vivo cuando no tenía habilitación para hacerlo en el del Salón Pueyrredón; y diferencia entre los planos presentados con los reales en el del Makena.

Lo curioso, en el caso de Makena, es que desde hace años la Ciudad organiza allí el ciclo Bandas x los Barrios, “un circuito permanente de formación, promoción y difusión para músicos jóvenes, con más de ocho sedes en las que se programan 12 bandas por semana de marzo a diciembre”, según consta en su propio sitio. “Hace años que trabajamos con ellos (por el gobierno de la Ciudad) para el ciclo de Bandas x los Barrios. Eso significa que durante todo ese tiempo organizaron el ciclo en un lugar que no podía estar habilitado? Es ilógico”, se quejó Fernando Russo, encargado general de Makena.

Y agregó: “Hace tres años que tengo la habilitación en trámite. ¿Qué hago? ¿Cierro? ¿Echo a los empleados? Tengo la presentación de mi expediente para la habilitación nueva. Está completa y sin objeciones y por eso ya tendría que estar lista hace rato. Te exigen que en el lugar haya una persona cada tres metros cuadrados cuando cualquier restaurante te infringe la ley, hasta McDonalds. Sin embargo, sólo hacen cumplir esa norma a los boliches.”

Entre los lógicos y necesarios cuidados para no repetir otra vez la tragedia a la arbitrariedad y las contradicciones recurrentes de los agentes controladores, parece haber un abismo insalvable. Una vez más, los más perjudicados parecen ser los músicos que se mueven por fuera de los circuitos más establecidos. Y el público, claro.

 

EL DATO

20 centros culturales autogestionados cerró por lo menos el gobierno porteño durante 2014, alegando problemas de seguridad.

 

 

 

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