Cada vez en menos manos

 

 

Cada vez en menos manos. La concentración de los intereses

 

Tal vez, en algunas épocas, la historia se repita. De ser así es necesario atender a los diferentes contextos sociales, económicos, políticos, entonces la historia nunca se repite de la misma manera y, a veces, lo hace en franca contraposición al pasado.

Sin embargo, algunos afirman que hay que recontextualizar mitos iniciales, como en las creencias milenaristas, para lograr un equilibrio “ideal”. Los intentos golpistas contra los estados democráticos de Latinoamérica adhieren, de una u otra forma, a esta creencia deseando restaurar viejos privilegios perdidos y retornar al colonialismo del capitalismo salvaje disfrazándolo con otros ropajes. Porque los pueblos sojuzgados a partir de la instauración del capitalismo de la producción han pasado a ser pueblos devastados por el capitalismo financiero internacional, el capital al que no le interesa la producción, ni la distribución, ni el consumo, sólo manejar al mundo desde el centro del poder financiero de los bancos.

Para esto ejercen violencia simbólica, concepto elaborado por Pierre Bourdieu una acción racional donde el ‘dominador’ ejerce un modo de violencia no físicamente directa en contra de los ‘dominados’, los cuales son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son ‘cómplices de la dominación a la que están sometidos’”(Bourdieu, 1994).

En nuestras sociedades los poderes económicos fácticos comienzan su prédica sembrando el temor, escamoteando la información que esté contra sus intereses, realizando contra gobiernos democráticos y votados por amplias mayorías denuncias de delitos inexistentes y exacerbando lo peor del individualismo y la xenofobia.

“El siglo veinte señala el momento de viraje del viejo capitalismo al nuevo, de la dominación del capital en general a la dominación del capital financiero”.

El autor de este pensamiento, finaliza el prólogo de su folleto, que así llama a este trabajo, con estas palabras: “Espero que este folleto ayude al lector a comprender el problema económico fundamental, el de la esencia económica del imperialismo, pues sin su estudio será imposible comprender y valorar la guerra actual y la política actual”. V. I. Lenin, Petrogrado 26 de abril de 1917. El imperialismo, etapa superior del capitalismo.

Lenin lo había escrito en 1916, en plena censura zarista, de aquí que lo editara un año después. Demuestra que “la guerra de 1914-1918 fue una guerra imperialista, de conquista, pillaje y rapiña, una guerra por el reparto del mundo, por la distribución y redistribución de colonias, esferas de influencia del capital financiero.” (El subrayado es nuestro).

La lucidez política y económica de Lenin y su visión anticipatoria de lo que cien años después manifiesta su mayor virulencia, exime de todo comentario, tan enorme es su saber y su monumental capacidad de análisis. Ha pasado un siglo. Hoy no se puede recurrir para desacreditar esta calidad de pensamiento al simplismo censor de “el fin de las ideologías”.

Cuando algunos se refieren a los medios concentrados, al poder concentrado, omiten lo esencial, son los medios económicos concentrados, el poder económico concentrado, el capital económico concentrado; esto va más allá del concepto de monopolio, lo trasciende en lo que hace a la real concentración, la del capital financiero internacional, léase el poder y la especulación de los bancos por sobre los estados y los pueblos.

Hoy, la pretensión de sectores interesados en defender la dominación de los intereses, aliados a la concentración económica, acaparada cada vez en menos manos, tienen en la violencia simbólica su mayor arma, para que los estados democráticos y sus pueblos sean sojuzgados indefinidamente.

Y trabajan para que la parte de la historia del despojo se repita una y otra vez.

Pero el transcurrir histórico no puede ser teledirigido, es un tránsito que sigue su propio curso.

 

María Virginia Ameztoy

 

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